Alec
era el cantante de moda.
Le
había costado muchísimo esfuerzo pero después de seis años de pasar penurias,
finalmente a la edad de veinte y cuatro había triunfado.
Su
gusto por la música comenzó desde que era pequeño, pues cuando apenas tenía
cuatro años su padre, un aficionado del piano comenzó a ponerle las canciones
que a él mismo le gustaban, al principio solo para entretenerlo, pero cuando se
dio cuenta que el niño disfrutaba de sus melodías preferidas, inmediatamente le
enseñó a tocar el instrumento.
Con
gran satisfacción del músico, el pequeño Alec demostraba un talento innato para
las teclas de su viejo piano; parecía que en realidad no las tocaba, sino que las
acariciaba como lo haría un hombre enamorado con las delicadas facciones de su
amada.
Le
enseñó todo lo que sabía y cuando Alec lo aprendió todo, lo mandó con un
respetado profesor de piano, quien al principio a regañadientes lo educaba
musicalmente, pero al ver la capacidad del pequeño, siguió instruyéndolo sin
siquiera cobrar por sus lecciones. Ambos, padre y maestro tenían sus esperanzas
sembradas en el ahora adolescente, pensando que con el tiempo se iba a
convertir en un concertista; tal vez el mejor del mundo. Triste fue su sorpresa
cuando se dieron cuenta que la idea de Alec no era ser intérprete de música
clásica, sino que a él lo que le gustaba era la música popular que escuchaban
los chicos de su edad. Como se negaban a que se dedicara a lo que ellos
llamaban “un desperdicio de talento”, el joven por su cuenta desarrolló sus
capacidades para el canto y como tenía un buen timbre de voz el cual aunado a
la teoría musical que ya había aprendido, comenzó a crear sus propias
composiciones.
Cuando
llegó a la edad de dieciséis años, su padre le puso un ultimátum: o seguía por
el camino que él le había escogido o se iba de la casa paterna; con gran dolor
de su parte, Alec decidió por esto último, así que despidiéndose de su madre
quien lo abrazó con lágrimas en los ojos, se fue a buscar fortuna por su propia
cuenta.
Trabajó
de lo que pudo y durmió donde le permitían pasar la noche, pero siempre que
podía seguía trabajando en sus canciones; como no tenía a la mano un piano, con
grandes sacrificios se pudo comprar una pequeña guitarra acústica y dado su
talento natural para la ejecución de los instrumentos musicales, pudo aprender
lo suficiente para poder seguir escribiendo sus melodías.
Para
completar sus gastos, los fines de semana se iba a una entrada del tren
subterráneo a tocar para la gente, en espera de que alguien le regalara un par
de monedas; era tanto el sentimiento con que cantaba y tan hermosos los
mensajes de sus canciones que todos los que pasaban no vacilaban en darle
dinero e incluso quedarse algunos minutos para escuchar sus canciones
románticas.
Si,
impactaban sus letras porque hablaban de amor, cosa que a Alec no le era
desconocido; no por estar enamorado de alguna mujer, sino porque el joven
estaba enamorado de la música.
Un
par de canales de televisión, al escuchar hablar del “cantante del subterráneo”
lo entrevistaron, con lo que el intérprete comenzó a ser cada vez más conocido;
fue tanta su popularidad que algunas disqueras lo contactaron pues querían
grabar sus canciones, pero cuando le decían que para grabarlo debía de cederle
los derechos de su música, inmediatamente Alec se negó diciendo “mis canciones
son solo mías y de nadie más”. Por otro lado, varios representantes de artistas
con muchos años de saber tretas para explotar a los noveles cantantes se le
acercaron prometiéndole un sinfín de cosas como fama, fortuna, mujeres, todo a
cambio de que también les cediera los derechos de sus canciones así como que
firmara un contrato a todas luces ventajoso para ellos. Alec los rechazó a
todos, pensando que tarde o temprano le llegaría su verdadera oportunidad, así
que decidió ser paciente a pesar de las penurias económicas por las que pasaba.
Y
la oportunidad llegó.
Resulta
que un ex productor de una disquera muy famosa, al ser echado de esta, decidió
independizarse, por lo que contrayendo deudas compro el equipo suficiente para
poner un estudio de grabación, confiando en que como todavía estaba conectado
con el medio artístico era posible que triunfara; en este sentido al igual que
todos, vio los reportajes del “joven del subterráneo”, así que decidió
contactarlo.
Llegó
al lugar donde Alec se encontraba interpretando sus melodías y espero hasta que
el joven dejara de tocar y se le acercó:
-Hola
muchacho, veo que tienes mucho talento-.
Alec
escuchó las palabras que ya había oído incontables veces y cuando volteó a ver
a quien le hablaba esperando encontrar otro estafador y abusivo, se quedó sin
habla al ver la sonrisa franca y la sincera mirada del recién llegado.
Simplemente
balbuceó:
-Gracias
señor-.
El
productor amplió la sonrisa y dándole una tarjeta le dijo:
-Soy
el ingeniero Valdemar y soy productor de un estudio de grabación por lo que me
gustaría producirte un disco-.
Al
ver que a Alec se le dibujaba una son risa de incredulidad, siguió hablando:
-Sí,
sé que esto te lo han dicho infinidad de veces; que te han prometido una serie
de fantasías a cambio de prácticamente venderles tu alma, pero no te preocupes;
creo que tú y yo podemos llegar a entendernos bien-.
El
joven le dijo muy seriamente:
-La
única manera de entendernos sería que no me pidiera cederle los derechos de mis
canciones-.
Valdemar
contestó muy seguro de sí mismo:
-Hecho.
Y
a partir de ahí comenzó la relación entre el ingeniero Valdemar y el joven
Alec.
El
productor, al estar tantos años en el medio, sabía reconocer un talento natural
y como él también fue víctima de los abusos de grandes corporaciones, pensaba
guiar la carrera de Alec de forma correcta. Además, sabía que como su estudio
apenas iba comenzando, su catálogo de artistas era muy limitado por lo que
necesitaba de un verdadero artista para poder lograr algo de importancia;
después de todo, la música es también un negocio.
Con
todo, respetó los deseos de Alec de quedarse con los derechos de su propia
música; firmaron un contrato con beneficios para ambas partes y dado que el
joven músico no tenía representante, él se encargó de representarlo, por lo que
juntos lograron iniciar la carrera del joven músico.
El
primer trabajo de Alec que salió al mercado a la edad de diecinueve años, no
tuvo todo el reconocimiento que se merecía, ya que antiguos enemigos del
ingeniero se encargaban de ponerle obstáculos, pues se ponían de acuerdo con
estaciones de radio para que no tocaran las canciones del joven y hablaban con
los organizadores de conciertos para que no lo contrataran, pero con el paso
del tiempo y dada la presión del público que se había enamorado de las
canciones del artista, todos doblaron las manos y la carrera de Alec despegó.
Cuando
recibió el premio a la revelación juvenil del año, inmediatamente se lo dedicó
a sus papás; le dolió ver que ellos no habían asistido a la premiación a pesar
de haberles mandado la invitación correspondiente pues se dio cuenta con
tristeza que su padre aún no le perdonaba el haber rechazado el camino que él le
había trazado; por parte de su madre, sabía que no había asistido para no
disgustar a su progenitor, pero se consoló cuando abrió su Facebook y vio un
mensaje de felicitación de la señora, acompañado de una foto donde posaba con
una cartulina que decía: “Estoy orgullosa de ti”.
Cuando
salió su segundo disco, toda Latinoamérica conocía al joven Alec, por lo que
los dos siguientes años fueron un sinfín de giras y entrevistas a todo lo ancho
del continente; en cuanto la gente escuchaba sus melodías inmediatamente
sentían el amor que éstas expresaban y como su comportamiento no tenía el
defecto de los escándalos o problemas que acompañan a la mayoría de los
cantantes jóvenes, todo eso ocasionaba que a donde quiera que iba era recibido
con gran afecto.
La
cúspide de su carrera llegó a sus veintitrés años, al sacar su tercer disco;
las tiendas de música habían hecho grandes pedidos anticipados para tenerlo
cuanto antes en sus anaqueles y las descargas en línea se daban una tras otra,
sólo con intervalos de segundos entre sí. Europa y Norteamérica también habían
sido conquistadas por la música de Alec pues sus habitantes, muchos de los
cuales no sabían una palabra de español, se deleitaban con la pasión de la voz
del joven así como de la calidad musical de sus canciones.
Todo
lo anterior pasaba por la cabeza de Alec, quien ahora se encontraba en el
balcón de su cuarto de hotel, mientras contemplaba las luces nocturnas de la
ciudad de Londres, un par de horas antes de dar su siguiente concierto.
Se
sentía cansado pero feliz, por lo que una amplia sonrisa abarcaba toda su cara,
cuando entró el ingeniero Valdemar quien le dijo:
-Hola
Alec, ¿Cómo estás?-.
El
aludido contestó:
-Trataba
de relajarme antes del concierto, haciendo un recuento de mi carrera musical-.
Y
añadió:
-Le
estoy muy agradecido por todo lo que ha hecho por mí-.
El
viejo productor sonrió conmovido y le contestó:
-Lo
sé, lo sé; me lo has dicho incontables veces. Recuerda, a final de cuentas esto
ha sido benéfico para ambos; tú has podido dedicarte a lo que más te gusta y
ahora vives de ello y yo, ¿Por qué no decirlo? Me has traído muchas ganancias,
tanto como tu representante como por la fama que le diste a mi estudio de
grabación; gracias a ti, artistas que antes me despreciaban, ahora me ruegan
porque les produzca sus discos, tanto que tengo una lista de espera de varios
años-.
El
joven exclamó:
-Sé
que usted está en esto por negocio, pero aun así creo que algunas de las cosas que
ha hecho por mí no estaba obligado a hacerlas y aun así las hizo-.
El
ingeniero le dijo:
-Mira
hijo, en el fondo me recuerdas a mí muchos años atrás cuando yo también comencé
en el negocio de la música, porque aparte de mi familia, es lo que más amo en
el mundo; me di cuenta que tú también tenías esa misma actitud, así que
simplemente hice lo que tenía que hacer: darle a conocer al mundo tu música tan
maravillosa-.
Y
completó:
-Independientemente
de que ambos hemos ganado mucho dinero con esto ¿No crees?-.
Alec
dijo humildemente:
-No
voy a negar que me gusta llevar esta vida tan cómoda que tengo, y más después
de los años de hambres y penurias por los cuales pasé, pero usted mismo lo ha
dicho, mi sueño siempre ha sido y será componer canciones, grabarlas y
cantárselas a la gente-.
Valdemar
le dio una palmada en la espalda y le dijo:
-Pues
ya lo ves Alec, los sueños se pueden hacer realidad-.
Éste
sonrió aún más y contestó emocionado:
-Sí,
así es-.
El
ingeniero finalizó:
-Bueno,
pues ve preparándote, pues tienes que estar en media hora en el teatro para
hacer la prueba de sonido; yo me adelanto para ver que ya todo esté listo. Allá
abajo te espera el chofer, no tardes-.
El
joven dijo simplemente dijo:
-No
se preocupe, ahí estaré como siempre-.
Pero
Alec jamás llegó al concierto.
Después
de esperar más de una hora y conocedor de la puntualidad del joven músico, el
ingeniero se preocupó por lo que llamo al hotel donde le indicaron que Alec
había salido a la hora convenida, que había abordado el transporte y a partir
de ahí ya no supieron más de él. Alertaron a las autoridades quienes inmediatamente
se dieron a la tarea de ubicar al vehículo, el cual fue localizado rápidamente
gracias al GPS, pero cuando llegaron a él, al único que encontraron fue al
chofer desmayado; lo despertaron y cuando lo interrogaron, éste dijo que lo
único que recordaba era que iba conduciendo y de repente su mente se quedó en
blanco.
Se
emitió la voz de alerta, mientras Valdemar daba instrucciones para cancelar el
concierto y sabiendo que no podía ocultar la verdad, les notificó a los
asistentes el motivo por el cual Alec no se iba a presentar; los hombres se
miraban preocupados mientras las mujeres, desde las adolescentes hasta las
ancianas que habían ido al evento lloraban amargamente, pues no podían concebir
que alguien hubiera tenido tan poco corazón para secuestrar a una persona tan
querida como Alec.
El
ingeniero dio una conferencia de prensa donde dio los pocos detalles que sabía
de la situación e incluso ofreció una recompensa para aquel que supiera algún
dato útil para rescatar a Alec; se investigó al chofer pero no se le
encontraron vínculos con delincuentes por lo que se le dejó en libertad.
Mientras, internet se colapsaba con teorías por demás descabelladas acerca del
destino del joven y las telefonistas de la policía inglesa no se daban abasto
con las llamadas de incontables personas que afirmaban saber dónde se
encontraba el artista desaparecido; había quienes decían haber visto personas
extrañas rondando los alrededores del hotel donde se hospedaba, otros que se
ofrecían como voluntarios para buscarlo; chiflados que decían que tenían
contactos con el más allá y que les habían indicado donde encontrarlo, así como
jovencitas que llamaban amenazando que si la policía no encontraba a Alec,
estaban dispuestas a suicidarse pues según ellas, sin su ídolo la vida no valía
la pena vivirla.
El
ingeniero Valdemar se encontraba inconsolable; no porque hubiera desparecido su
estrella, su mina de oro, sino porque en realidad le había tomado un afecto
paternal al joven, así que lo que más le preocupaba en esos momentos, era la
seguridad del músico. Incluso a veces se arrepentía de haberlo sacado de los
túneles del subterráneo, pues consideraba que si no lo hubiera hecho, ahora
Alec estaría sano y salvo.
Pero
el ídolo de millones de personas a lo largo y ancho del mundo no aparecía, pues
tal parecía que se lo hubiera tragado la Tierra.
Pero
el músico no estaba dentro de la Tierra; más bien estaba fuera de ella.
Alec
despertó trabajosamente y cuando su mente se ubicó, se sintió aún más
confundido; estaba acostado bocarriba en una extraña cama la cual tenía una
suavidad como nunca había experimentado a pesar de haber dormido en los mejores
hoteles del mundo. Se movió lentamente y se dio cuenta que estaba cubierto de
una ligera sabana la cual, a pesar de sentir el ambiente fresco, lo calentaba
perfectamente. Cuando recuperó sus fuerzas se sentó en el lecho, para darse
cuenta que se encontraba en una habitación completamente vacía, sin ningún otro
mueble más que la cama; las paredes estaban pintadas de un gris claro, pero no
había absolutamente nada que le indicara donde estaba pues no había ventanas, tan
solo una puerta blanca al fondo de la habitación. Lo que más le llamó la
atención era que el lugar no tenía ningún foco o lámpara que lo alumbrara, sino
que parecía que las paredes brillaban de tal manera que no se proyectaba ningún
sombra; se levantó y vio que tenía la misma ropa que utilizaba cuando salió del
hotel e inmediatamente se dio cuenta con espanto que había sido secuestrado,
pues no recordaba más que haber subido al coche e inmediatamente perdió el
conocimiento; lo más probable era que había sido drogado. No le importaba dar
toda su fortuna a cambio de su libertad, sino que tenía miedo que con todo y el
pago del rescate ya no regresara con vida. Recordó a su mamá y se angustio ante
la posibilidad de no volver a verla nunca más pero aun así estaba dispuesto a
hacer todo lo posible por regresar con los suyos; se puso sus botas pensando en
cómo salir de la situación cuando la puerta se abrió.
Alec
esperaba encontrarse con tipos malencarados armados con pistolas pero las
personas que entraron lo dejaron boquiabierto.
Si
es que se les podía llamar personas a los seres que entraron.
Eran
tres, vestidos con túnicas blancas que les llegaban a los tobillos; dos de
ellos medían arriba de los dos metros mientras que el tercero era un poco más
bajo; el joven pensó que se trataba de una mujer pero no podía asegurarlo, pues
ninguno de ellos tenía un solo cabello en la cabeza; es más, ni siquiera tenían
cejas. Alec pensó que había sido víctima de secuestro de algún culto siniestro,
pero cuando los seres se acercaron, estuvo a punto de desmayarse cuando se dio
cuenta que todos tenían los ojos completamente verdes que resaltaban en la
extrema palidez de su piel.
El
que iba hasta adelante habló:
-Hola
Alec, vemos que te has despertado-.
Al
ver que el joven no atinaba a articular palabra alguna, prosiguió:
-Tendrás
muchas preguntas como es lógico pensar, pero no te preocupes, todo será
explicado así que toma asiento y te lo diremos todo-.
El
músico se sentó lentamente en la cama, mientras su visitante comenzó la
explicación:
-Yo
me llamo Log, mi acompañante es Koro y ella se llama Alaz-.
Los
nombrados simplemente bajaron ligeramente la cabeza en señal de saludo y Log
continuó:
-Estas
en el planeta Kamal, el cual se encuentra en una galaxia a una distancia
incomprensible para tí de tu planeta; está habitado por nuestra raza la cual, a
comparación de la tuya, ha evolucionado a través de eones y hemos progresado
mucho por medio de nuestra tecnología, cosa que los humanos no han aprendido
todavía-.
Alec,
intentando razonar, preguntó:
-¿Y
cómo me han traído aquí?-.
El
extraño ser explicó pacientemente:
-Tenemos
medios de transporte que tu raza no conocerá hasta después de muchos siglos;
eso, si es que no se extinguen antes entre ustedes-.
Los
otros dos extraterrestres emitieron una especie de risa burlona, pero la
callaron cuando Log volteó a verlos y prosiguió:
-Ustedes
miden las distancias en años luz, esto es, en el tiempo en que tarda la luz en
viajar, pero nosotros cuando es necesario podemos recorrer enormes trayectos en
el espacio más rápido que el pensamiento; de hecho, desde el momento en que
desapareciste de tu planeta hasta que despertaste no ha pasado más que una hora
terrestre-.
El
joven replicó:
-Pero
eso fue porque ustedes me narcotizaron-.
Log
le dijo:
-Fue
por tu propia seguridad; para nosotros todo esto es normal, pero si un ser
humano viajara a tales velocidades y distancias, perdería la razón. Aún así, no
te hicimos ningún daño-.
Alec
dijo preocupado:
-Pero,
¿Por qué me trajeron?, no irán a hacer experimentos conmigo ¿O sí?-.
Koro
interrumpió y dijo con aire de petulancia:
-Sabemos
de las historias de humanos secuestros por extraterrestres que se cuentan en tu
planeta, las cuales simplemente son fantasías de mentes perturbadas; en
realidad tu raza es demasiado primitiva para nosotros por lo que no nos sirve
ni siquiera como material de estudio, pero tú en lo particular sí tienes algo
muy importante para nosotros-.
Log
volteó a ver a Koro como reprochándolo, pero antes de que dijera algo, el joven
músico se adelantó diciendo con temor en la voz:
-¿Y
qué es lo que quieren de mí?-.
El
extraño ser le contestó:
-Creo
que es mejor que nos acompañes para que lo entiendas mejor-.
La
mente de Alec era un caos; en toda su corta vida jamás había reflexionado
acerca de si había vida en otros planetas pues toda su vida giraba alrededor de
la música; a él solo le interesaba cantarle al amor, por lo que no se metía en
conflictos existenciales o cuestiones tan complicadas como la física, lo
paranormal, la ufología. De hecho, ni siquiera creía en Dios.
Pero
dada su situación actual, ahora estaba dispuesto a creer incluso en Santa
Claus.
Caminaron
por un largo pasillo que al igual que la habitación donde despertó, no tenía
ventanas y que también era iluminado por las mismas paredes de gris brillante;
de vez en cuando se cruzaban con otros seres de la misma raza que sus
acompañantes, los cuales al ver a Log, inclinaban la cabeza en señal de
respeto, por lo que Alec pensó que este ser era una especie de líder en el
planeta Kamal. Sin embargo, lo que más le llamaba la atención era el gesto
serio que todos tenían; incluso en algunos llegó a notar que a pesar de que sus
ojos eran muy diferentes a los de los humanos, reflejaban una melancolía que
los hacía caminar tristemente.
Después
de recorrer una considerable distancia, llegaron a una puerta que se abrió
inmediatamente cuando se paró Log frente a ella; algo le dijo a Alec que la
puerta no era de las automáticas que existían en la Tierra, sino que el mismo alienígena
la había abierto con la mente.
Salieron
a una especie de balcón y en cuanto el aire entró en los pulmones del joven,
éste sintió que se mareaba, pues estando acostumbrado al aire contaminado de su
mundo, mientras que el de este planeta era tan puro que incluso le provocó
nauseas. Como pudo se agarró con ambas manos de la orilla del balcón y cuando
fijo la vista al frente, quedó sorprendido.
Inmediatamente
se dio cuenta que estaba en un edificio tan alto que casi podía tocar las nubes
azules que danzaban arriba de él; bajo la vista y vio que la mayoría de las
estructuras que tenía a la vista eran casi de la misma altura y cuando se asomó
hacia el suelo, vio como circulaban incontables naves voladoras; algunas
pequeñas donde se alcanzaba a ver que eran tripuladas por una sola persona,
mientras que otras se veían más grandes, las cuales avanzaban más lentamente,
todas en perfecta sincronía, no como en las escasas películas que llegó a ver
en el cine, donde se mostraban planetas en un ambiente donde dominaba el caos.
Otra
cosa que era digna de admirar era el silencio que se percibía en el ambiente,
pues a pesar de la circulación de los vehículos y del movimiento que se veía en
las calles de la ciudad, todo el lugar era presa de una ausencia de ruido que
le extrañaba al joven, acostumbrado al ajetreo de las grandes ciudades
terrestres; aguzó el oído intentando escuchar algo, pero solo percibía un
murmullo que por momentos le pareció deprimente.
Log
esperó pacientemente a que Alec explorara su planeta y cuando consideró que el
momento era adecuado, comenzó su discurso:
-Veras
terrícola, hace un tiempo inimaginable nosotros éramos como los seres humanos
de primitivos, pero fuimos evolucionando hasta ser como nos ves ahora; hemos
poblado nuestro planeta conviviendo en armonía con nuestro ecosistema en
perfecto orden; dejamos atrás las guerras inútiles que solo nos perjudicaban y que
al igual que ustedes, estuvieron a punto de causar nuestra aniquilación total,
pero afortunadamente aprendimos la lección y ahora tenemos una sociedad
admirable que no padece de los problemas que tienen ahora ustedes-.
Alec
interrumpió:
-¿Entonces
no tienen delincuencia?-.
El
alienígena dijo un poco avergonzado:
-Es
posible que alguien se sienta tentado a querer aprovecharse de alguno de sus
semejantes pero a diferencia de ustedes, no lo encerramos y nos olvidamos de
él, sino que lo reeducamos para que pueda convivir con los demás, lo cual se
logra en el cien por ciento de los casos-.
-Pero
sí tienen enfermedades y con el paso del tiempo mueren ¿No?-.
Exclamó
el joven, a lo que Log contestó:
-Tenemos
una medicina muy eficiente, una vez más, gracias a nuestra tecnología; en
cuanto a la muerte, como es lógico a todos nos llega el momento, pero sabemos
que después de pasar lo que ustedes conocen como vida, no nos preocupa que ésta
termine, pues sabemos que vamos a ascender a un plano superior-.
Alec
razonó y preguntó:
-Me
llama la atención que ustedes sean tan iguales a los seres humanos; ¿A qué se
debe, si viven tan lejos de nosotros?-.
El
extraterrestre dijo tranquilamente:
-Lo
que pasa es que fuimos hechos por el mismo Creador-.
Alec
se dio cuenta que se encontraba frente a quien le podía responder la pregunta
que se han hecho todos los seres humanos a lo largo de su existencia: quien es
Dios, así que dijo:
-¿Y
quién es ese creador?-.
Alaz
fue quien contestó de manera tajante:
-Tu
raza no está preparada para saberlo-.
El
músico dijo tímidamente:
-Entiendo-.
Y
añadió:
-Pero
todavía no comprendo que hago yo en su planeta-.
Log
exhaló un largo suspiro y dijo gravemente:
-Veras
Alec, necesitamos de tu música-.
¿Su
música? Se preguntó Alec a sí mismo.
No
entendía que tenía que ver su arte con esta raza de seres tan avanzados;
pensaba si no lo querían utilizar como mico cilindrero para su diversión.
Eso
se le hacía aún más aberrante que si lo abrieran para estudiar sus órganos
internos.
No,
pensaba que eran demasiado evolucionados para algo así por lo que prefirió
dejar de hacer conjeturas y saber la verdad.
Por
muy horrible que ésta fuera.
Le
preguntó a Log:
-¿Y
qué tiene que ver mi música con ustedes?-.
El
extraño ser bajo la mirada tristemente y cuando la levantó dijo:
-Nuestra
raza se está muriendo-.
Antes
de que el joven dijera algo, prosiguió:
-Ya
te dije que estamos plenamente conscientes de que pasamos un tiempo en este
planeta y luego avanzamos hacia otra dimensión, pero desde hace mucho tiempo
hemos estado viendo que mucha gente joven muere; es como si fuera una epidemia
pues este fenómeno se está dando masivamente y lo peor es que está contagiando
a la raza en todo nuestro planeta. Los primeros síntomas es que dejan de
trabajar, se alejan de los demás, pierden el interés en sus actividades y dejan
de comer; llega un momento en que se quedan en sus casas sin moverse, sin
importarles nada hasta que fallecen. Es como si fueran presa de una debilidad
que les impide llevar a cabo cualquier tarea de tal manera que el mismo cuerpo
deja de funcionar y termina su vida-.
Si
esta raza podía llorar, Alec estaba seguro que Log había soltado el llanto.
El
joven sentenció:
-En
pocas palabras: están muriendo de tristeza-.
Koro
lo vio fijamente, sorprendido de que hubiera entendido inmediatamente la raíz
del motivo de la extinción de su raza, por lo que habló en tono de respeto:
-Así
es Alec, nos hemos dado cuenta que avanzamos mucho en tecnología, que
evolucionamos mentalmente, pero como una verdad universal es que jamás puedes
tenerlo todo, sacrificamos lo que ustedes llaman sentimientos en pro del avance
de nuestra inteligencia-.
El
músico dijo comprensiblemente:
-Sí,
me doy cuenta que tienen una actitud muy fría; tal parece que no sienten nada-.
Sabiendo
que esto lo dijo no a manera de reproche, Log dijo a su vez:
-Tienes
razón terrícola, dejamos de lado sensaciones como el enojo, el afecto, el hacer
las cosas por gusto como los seres humanos y ahora estamos siendo atacados por
el más devastador de esos sentimientos: la tristeza-.
Entonces
Alec preguntó de forma desesperada:
-Pero
si tienen tanta inteligencia, ¿Por qué no han intentado cambiar las cosas; o
sea, encontrar la cura?-.
Y
casi gritó:
-¿Por
qué no han utilizado alternativas como la psicología o cosas así?-.
Log
dijo desesperanzado:
-Lo
hemos hecho, pero al parecer en nosotros eso no funciona dada nuestra forma tan
lógica de pensar y de comportarnos-.
El
joven dijo:
-Pero
sigo sin saber cuál es mi papel en esta trágica situación-.
Log
dijo:
-Veras
Alec; hace mucho tiempo una de nuestras mentes más brillantes que también se
encontraba contagiado por este funesto mal, pensó que el planeta era el que nos
estaba matando, por lo que tomó su vehículo y se fue a vagar por el espacio.
Estuvo viajando hasta que se le acabó el combustible y cayó en tu mundo; no le
importó pues pensaba que cualquier lugar era bueno para morir, pero después de
que su nave aterrizó su curiosidad científica lo hizo explorar la Tierra y
cuando estaba a punto de colapsar, escuchó su música e inmediatamente se sintió
mejor, pues sintió como si fuera inyectado con una sustancia que le hacía
moverse al ritmo de la melodía y que su cuerpo le exigía vivir al máximo y
agradecer que estaba vivo-.
El
músico sentenció:
-Así
que se sintió feliz-.
Log
simplemente dijo:
-Exactamente-.
Pero
Alec quiso saber más:
-Entonces,
¿Ustedes no conocen la música?-.
El
extraterrestre dijo tristemente:
-No,
pues no fuimos diseñados para crear algo así-.
Y
levantando la manga de su brazo derecho, saco la mano y el joven vio
sorprendido que solo tenían tres dedos, dos largos y uno más corto como si
fuera su pulgar.
Al
ver la cara de asombro del terrícola, Log dijo:
-Como
verás, no somos capaces de tocar los instrumentos musicales que ustedes
conocen-.
Alec
quiso saber más:
-¿Y
qué pasó con el científico?-.
Entonces
fue Koro el que contestó, de manera casi emocionada:
-Todos
nos sorprendimos cuando regresó completamente repuesto y con una mueca extraña en
la boca; incluso pensamos que había perdido la razón, pero cuando nos contó lo
que había experimentado, quisimos saber más y al relatarnos su experiencia
supimos que había encontrado la cura a nuestro mal-.
Y
prosiguió:
-Mandamos
un equipo de investigación que se llevó a un grupo de enfermos hacia tu planeta
para corroborar la información y nos maravillamos cuando regresaron
completamente curados; incluso ahora se han transformado en algunos de los
habitantes más productivos de nuestra raza-.
El
joven digirió la información y entonces preguntó:
-¿Y
por qué no crearon su propia música? Con sus conocimientos lo hubieran logrado;
incluso en la Tierra se hace música con máquinas-.
Ahora
Alaz fue quien dijo contrariada:
-Lo
intentamos utilizando todos nuestros conocimientos pero fue inútil; nuestras
máquinas creaban sonidos parecidos a los suyos, pero no obteníamos el mismo
resultado, por lo que nos dimos cuenta que algo nos estaba faltando-.
Alec sintió como la
respuesta le golpeó en el cerebro como si fuera un mazazo y dijo emocionado:
-Sí, les faltó el
amor-.
Log dijo:
-Tienes razón;
estudiamos a tu raza y nos dimos cuenta que es lo que los hace moverse, hablar,
trabajar, incluso matar; en pocas palabras lo que los hace vivir es el amor-.
El músico preguntó
extrañado:
-Pero entonces,
¿Cómo es que su raza se reproduce?-.
Koro dijo:
-Nos juntamos en
pareja como ustedes y nos reproducimos, pero ésto último solo lo vemos como un
proceso biológico para el cual no necesitamos de sentimientos; de hecho, Alaz y
yo somos pareja-.
Alec dijo:
-Pero, ¿Qué sientes
por ella?-.
Koro contestó:
-Simplemente pienso
que es quien me a ayudar a preservar mi código genético así como el de ella;
fuera de eso, vivimos en una especie de sociedad mediante la cual trabajamos
para sobrevivir-.
Volteó a ver a la alienígena y ésta dijo:
-Vivimos juntos,
nos repartimos las tareas cotidianas y nada más-.
El terrícola
insistió:
-Pero, ¿Qué
sentirías si ella muriera?-.
Koro dijo
secamente:
-Pues que su código
genético se extinguiría y yo buscaría alguien más para reproducir el mío-.
Alec estaba
completamente sorprendido. Se preguntaba si la raza humana tendría el mismo
destino; su alma romántica le decía que tuviera esperanza y que por mucho que
evolucionara el hombre, nunca dejaría los sentimientos de lado.
Después de todo
tenían la música ¿O no?
Entonces cayó en
cuenta de su presencia en ese extraño planeta.
Le preguntó a Log:
-Así que me han
traído a su mundo para que los cure ¿Verdad?-.
El ser, con un
ligero tono de esperanza en la voz contestó:
-Así es terrícola,
estudiamos más a fondo tu planeta y nos dimos que tu música es la más querida
en ese lugar por lo que te trajimos para que le entregues la cura a nuestra
raza; nos dio esperanza ver que los mismos seres humanos se sienten mejor
cuando escuchan tus canciones-.
Alec
estaba sorprendido.
Nunca
se imaginó que su música llegaría tan lejos; sabía que si hacia las cosas de
manera honesta, sin pensar en la fama y fortuna y solo hacer lo que más amaba
le iba a agradar a la gente, pero jamás se imaginó que sus canciones iban
incluso a conquistar a otro planeta; de hecho, ningún otro músico en la
historia de la humanidad pensó en algo así. Sabía que había los llamados
“músicos plásticos”, armados solo para hacer ganar dinero a los representantes,
a las disqueras y a las grandes corporaciones musicales por lo que él jamás
quiso venderse al sistema; si iba a triunfar era porque creía en su música y no
por el beneficio material. Sin embargo, ahora estaba en otro planeta, cuyos
habitantes le pedían que salvara a su raza haciendo lo que más quería en la
vida: interpretar las canciones que él mismo había creado.
Pensó
que si estaba en sus manos ayudar a otro ser viviente, estaba dispuesto a
hacerlo; recordó que cuando le comenzó a llegar el dinero, inmediatamente le
pidió al ingeniero Valdemar que donara gran parte de sus ganancias a
organizaciones tales como albergues, orfanatos, hospitales de animales,
etcétera, pero siempre dando estrictas instrucciones de que todo se hiciera sin
dar a conocer el nombre del donador. Sabía que había “artistas” que daban su
tiempo, dinero y esfuerzo para sacarse la foto y dar la imagen de ser buenos
samaritanos, pero a él lo único que le importaba en ese aspecto era ayudar a
los demás, pues consideraba que el verdadero altruismo debía de ser
forzosamente anónimo, pues lo importante era hacer algo por alguien más sin
importar si la demás gente lo sabía o no.
Habló
de manera decidida:
-Muy
bien, estoy dispuesto a ayudar a su raza-.
El
alienígena hizo una mueca que parecía ser de alivio y le contestó:
-Sígueme;
vamos al Centro de Mando-.
Caminaron
los cuatro rápidamente por otro largo pasillo y entraron a una enorme sala
donde otros habitantes del planeta Kamal se encontraban enfrente a lo que
parecían ser computadoras, pero a diferencia de las que se utilizaban en el
planeta Tierra, éstas eran demasiado sofisticadas para que Alec pudiera
describirlas; llegaron al frente de la sala y Log se sentó en un amplio sillón y
le dijo al músico:
-Voy
a abrir un sistema de audio que nos permite comunicarnos con todo el planeta;
cuando yo te indique, comenzarás a cantar y esperemos que todo salga bien-.
Oprimió
un botón frente a él y comenzó a hablar:
-Habitantes
de Kamal, sabemos que hemos sido víctimas de un extraño mal que ha estado a
punto de terminar con nuestra civilización-.
Hizo
una pausa, mientras Koro le señalaba a Alec una serie de pantallas en las
cuales se mostraba la imagen de las calles de las inmensas ciudades del
planeta; en cuando su líder comenzó a hablar, todos los alienígenas dejaron sus
actividades y prestaron atención a su líder, quien siguió hablando:
-Pero
no se preocupen, hemos encontrado a quien nos puede curar de este mal
desconocido para nuestra raza; está plenamente garantizado pues ya ha sido
probado anteriormente, por lo que lo único que les pido es que pongan atención
a lo que van a escuchar-.
Se
recargó en el respaldo de su asiento y le dio a Alec un aparato haciéndole la
señal de que comenzara.
El
joven terrícola se aclaró la garganta y dándose cuenta que iba a cantar a
capela, esto es, sin instrumentos que lo acompañasen, decidió imprimir a su voz
toda la pasión y el amor que sentía por su música, pues sabía que estaba en
juego el destino de una raza, que si bien no era la suya, el músico se sentía
con la obligación de cumplir su palabra y ayudar en todo lo que pudiera.
Comenzó
a cantar.
Decidió
elegir el éxito del momento que se encontraba promocionando en esos días; era
una balada a medio ritmo que hablaba de lo feliz que sentía un chico la primera
vez que escuchó la voz de su amada y de cómo se sentía cuando se daba cuenta
que su amor era correspondido; en el clímax de la canción el protagonista se
daba cuenta que a pesar de su corta edad, se sentía como si hubiera vivido mil
años y que había reunido dentro de sí los sentimientos de todos los enamorados
que habían encontrado a su pareja dentro de todo ese lapso de tiempo. Hablaba
de como se había sentido perdido hasta que había encontrado el refugio perfecto
entre los brazos de su Julieta, tal y como si él fuera un moderno Romeo quien
estaba dispuesto a luchar contra todo el mundo a cambio de una simple sonrisa
del amor de su vida.
Conforme
las palabras dichas de forma rítmica salían de sus labios y se propagaban por
el equipo de comunicación, Alec se daba cuenta de los sentimientos que
comenzaban a nacer en los habitantes del planeta Kamal, unos se sentían como el enamorado y las otras, como
la receptora de ese sentimiento tan sublime; vio en las pantallas como la
mayoría de los extraterrestres se movían al compás de su voz, algunos comenzaban
a sonreír, mientras algunos incluso se abrazaban entre sí. Cuando tomo una
pausa para la siguiente estrofa, volteo hacia su derecha y vio como Koro tomaba
de la mano a Alaz, quien le correspondía con una mirada llena de cariño,
proyectada a través de sus enormes ojos verdes sin iris.
Terminó
la canción, sudando del esfuerzo y la pasión imprimida en su interpretación, y
cuando los alienígenas se dieron cuenta que había terminado su actuación,
comenzaron a emitir fuertes sonidos con sus bocas; se escuchaba tal algarabía
que incluso los seres que habían estado manipulando las computadoras del centro
de mando, se levantaban de sus asientos y comenzaban a abrazarse entre todos
para sorpresa misma de Log, quien no sabía qué hacer, si unirse a la felicidad
de sus súbditos o simplemente seguir sentado disfrutando de su propia alegría.
Decidió
ponerse de pie y dirigiéndose a Alec, le dijo con voz entrecortada:
-Yo,
al igual que la mayoría de los que ves aquí, no estábamos enfermos, pero aun
así nos sentimos que si hubiéramos vivido toda nuestra existencia en un valle
de sombras donde no existía más que la razón; tú has compartido tu propio
mundo, y no me refiero en el aspecto físico, sino que has sembrado dentro de
nosotros una semilla que quiere seguir creciendo hasta llegar a ser parte de
nosotros. Te estamos eternamente agradecidos-.
Alec
no sabía cómo reaccionar, pues a pesar de que había dado infinidad de
conciertos, jamás había tenido un público tan entregado como aquel; se daba
cuenta que la música no era un invento del ser humando, sino que era producto
del Creador que lo había tomado a él como su instrumento para propagar su
mensaje: ser feliz.
Log
se levantó y ante la mirada sorprendida de todos los presentes, abrazó
afectuosamente a Alec, quien solo atino a rodear al enorme extraterrestre que
lo oprimía entre sus largos brazos, casi sofocándolo; el líder del planeta
Kamal lo soltó y le propuso:
-¿Quieres
seguir joven terrícola?-.
El
ahora ídolo de los extraños seres que acababa de conocer no lo dudó, por lo que
dijo:
-¡Claro!
Cantaré todo mi repertorio-.
Y
así fue.
Cantó
todas y cada una de las canciones imprimiendo toda la fuerza que pudo hasta el
grado de que cuando interpretó la última terminó con la voz casi enronquecida;
cuando Log se dio cuenta de ello, tomo el equipo de comunicación y le dijo a su
población:
-Nuestro
salvador se encuentra cansado; esperamos que esta actuación haya ayudado a
todos y todas de tal manera que los siguientes días comencemos a ver resultados
acerca de nuestra “enfermedad”. Sigan adelante con sus labores para la
siguiente actuación-.
Alec
sintió como una aguda espina de preocupación se anidaba en su corazón, por lo
que le preguntó a Log con una voz insegura:
-¿A
qué te refieres con “la próxima actuación”?-.
El
líder alienígena, recuperando la frialdad característica de los habitantes del
planeta Kamal, simplemente dijo:
-Bueno,
como toda medicina, se debe repetir la dosis periódicamente; incluso, esperamos
que los nuevos habitantes de nuestro mundo que nazcan, crezcan recibiendo tu
terapia, por lo que necesitas seguir cantando-.
El
músico terrícola entonces sí dejo que su temor se apoderara de él y dijo
angustiado:
-¿Entonces
me trajeron para que me quede aquí para siempre?-.
Log
dijo con un tono indiferente:
-“Siempre”
es un concepto que ustedes los humanos utilizan a la ligera ya que no existe el
siempre ni el jamás; simplemente estarás aquí hasta que tu ciclo de vida
termine-.
Alec
exclamó desesperado:
-¡Pero
yo no pertenezco aquí! ¿Serían capaces de retenerme contra mi voluntad y
explotarme como si fuera una simple herramienta?-.
Y
añadió enfurecido:
-¿Y
así dicen que son una especie más evolucionada como la mía?-.
El
extraterrestre dijo tranquilamente:
-Esto
es simplemente el costo de sacrificio; se elige el bienestar de la mayoría en
perjuicio de la minoría-.
Y
añadió:
-Después
de todo, no tienes nada que reclamar pues tu raza lo ha hecho siempre; es más,
si el destino de los seres humanos estuviera en tus manos, ¿No serías capaz de
dar tu vida en beneficio de tus semejantes?-.
El
joven músico dijo débilmente:
-¡Sí!,
pero ustedes no son mis semejantes-.
Log
dijo lúgubremente:
-A
los ojos de Enoch, todo lo que él crea tiene el mismo grado de importancia-.
Alec
pensó en preguntarle a quien se refería, pero sabía que eso era lo de menos;
lo más trágico era que tenía que
quedarse en un planeta ajeno para poder salvar una raza de la cual apenas el
día de ayer no tenía idea de que existiera. Pensó en mil maneras de evitar la
situación; fingir perder la voz, pretender olvidar las letras de sus canciones
e incluso negarse a cantar, pero algo dentro de él le decía que jamás sería
capaz de hacer algo así.
No
podía ir en contra de su naturaleza.
En
eso se le ocurrió una idea y le dijo entusiasmado a Log:
-Oye,
¿Y porque no mejor se quedan con mis grabaciones?-.
El
extraterrestre lo vio con una expresión de ignorancia y contestó:
-¿A
qué te refieres?-.
Alec
contestó apresurado:
-Sí,
traigo mi celular, que es un aparato que puede comunicarme con mis semejantes
en la Tierra; ¿Ustedes no graban su historia por medio de imágenes y sonidos?-.
Log
le dijo confundido:
-Pues
no; tenemos una mente tan avanzada que si queremos aprender de nuestra
historia, simplemente lo trasmitimos en nuestros centros de educación y nadie
lo olvida, así que lo único que tenemos dentro de nuestras máquinas son datos
que nos sirven de forma inmediata y lo demás lo trasmitimos mediante la voz; es
más, intentamos grabar la música que escuchan en tu planeta, pero nuestras
máquinas no alcanzan a grabar los tonos humanos-. Y prosiguió: -Por eso fue que
te trajimos-.
El
joven músico se dio cuenta que había dado en el clavo. Era irónico que aunque
los habitantes del planeta Kamal fueran mucho más inteligentes que los
terrícolas, fuera uno de éstos el que hubiera encontrado la solución a sus
problemas.
Todas
las razas pueden aprender de las demás razas, aun cuando no sean tan
evolucionadas.
Sacó
su celular donde tenía guardadas todas sus canciones pues lo utilizaba para
practicar cuando no estaba de gira; aparte, en la extensa memoria del aparato
tenía guardadas más de diez mil canciones de cantantes y grupos musicales que
él admiraba.
Le
dijo esperanzado a Log:
-¿Hay
manera de que conectes mi celular a tu sistema de comunicación?-.
Koro
se acercó rápidamente para examinar a fondo el aparato y volteando a ver a Log,
le dijo:
-Si
se puede conectar; es más, tomando en cuenta el sistema de alimentación de
energía, podemos usar este dispositivo por muchísimo tiempo-.
El
líder alienígena contestó seriamente:
-Entonces
probemos-.
Koro
se dirigió a una de las computadoras maniobrando con el celular de Alec; tardo
unos cuantos minutos hasta que volteo y haciéndole un discreto guiño con su
extraño ojo verde al joven músico le dijo a su líder:
-Ya
está listo-.
Oprimió
un botón e inmediatamente comenzaron a escucharse las notas de los instrumentos
musicales de la primera canción que cantó Alec; en las pantallas todos pudieron
contemplar como los habitantes del planeta Kamal inmediatamente se quedaban
quietos levantando la mirada al aire, como si fueran perros de presa que han
olido el aroma del premio.
Al
octavo compás de la canción todos empezaron a moverse al ritmo de la música,
pero a diferencia de cuando Alec canto a capela, en esta ocasión parecía que les
hubieran inyectado una enorme dosis de adrenalina, pues llegó un momento en que
todos estaban prácticamente bailando.
En
la sala del Control de Mando los mismos encargados de las computadoras se
levantaron de sus asientos y empezaron a gritar, mientras brincaban alegremente
unos y otros se abrazaban fuertemente; algunos incluso con lágrimas en los
ojos.
Todo
frente a la mirada asustada de Log, quien le dijo a Alec:
-¿Qué
es lo que le has provocado a mis súbditos?-.
El
joven dijo confiadamente:
-Acaban
de conocer la felicidad de vivir-.
El
líder extraterrestre volteo a ver como Alaz se acercaba a Koro moviendo las
caderas de forma sensual, tal y como lo hacen las hembras de cualquier especie
animal; su pareja masculina la tomó de la cintura y la beso suavemente,
mientras Log comenzaba a reír desaforadamente.
-¡Tenías
razón terrícola! El efecto de curación se está dando de manera multiplicada-.
El
exitoso músico dijo emocionado:
-¡Claro!
Ahora pueden reproducir canciones cada que ustedes quieran y tengo tantas
canciones que necesitarían muchísimo tiempo para volver a repetirlas-.
El
líder del plante Kamal vio con admiración al joven músico y con largas lágrimas
que le escurrían por toda su pálida cara, le dijo:
-Te
mandaremos de regreso a tu planeta para que también los terrícolas puedan
disfrutar de la alegría que ahora embarga a mis congéneres-.
El
joven sonrió aliviado.
Y así fue como Alec,
el músico más exitoso de principios del siglo XXI regresó a su planeta para
seguir su triunfal carrera artística; obviamente, no le dijo a nadie acerca de
su aventura. No le importaba dar explicaciones ya que sabía que nadie le
creería por lo que simplemente declaró que lo habían secuestrado pero que había
podido escapar sano y salvo sin enterarse de quienes habían sido sus captores;
no faltó quien dijera que todo había sido un truco publicitario para vender sus
discos, pero dada la popularidad ganada a pulso por el joven, la mayor parte de
la gente defendió sus palabras y con el paso del tiempo el episodio se fue quedando
atrás mientras el chico seguía grabando discos y cantando en conciertos con
lleno completo.
Claro que se
también contribuyo al olvido la nueva noticia que se dio a nivel mundial:
Los celulares de
millones de personas comenzaron a desaparecer.