domingo, 1 de marzo de 2020

LA NOVIA DEL MUERTO




         El siguiente es un relato extraído de las páginas del diario de Martha, una jovencita de no más de dieciocho años que desgraciadamente ya no se encuentra entre nosotros.

         28 de diciembre.
         Querido diario:
         Desde hace algunas semanas no he podido dormir como es debido; estaba acostumbrada a que en cuanto me iba a la cama como a eso de las diez de la noche, bastaba con que cerrara los ojos para que el sueño se apoderara de mí. Sin embargo, últimamente paso gran parte de la noche dando vueltas en la cama de manera inquieta y en cuanto comienzo a dormitar me atacan terribles pesadillas en las cuales un hombre siniestro me vigila e incluso me persigue; a veces en un bosque, otras veces en medio de la ciudad e incluso a veces sueño que me encuentro en lugares de épocas pasadas donde soy asediada por el extraño ser, por lo que dondequiera que se sitúe mi sueño, él siempre está ahí.
         Despierto bañada en sudor y con el corazón latiendo desbocado en medio de la oscuridad nocturna; incluso, a veces pienso que no despierto del todo pues a pesar de darme cuenta que me encuentro en mi cama, siento como si ese hombre saliera de mis sueños para brindarme su horrenda compañía en mi habitación. A veces creo que lo veo entre las sombras pero la mayoría de las veces solo escucho su pausada respiración al lado de la cabecera de mi lecho.
         Como es de esperarse, durante el día me siento extremadamente cansada y no me puedo concentrar en nada de lo que hago, por lo que hasta mis calificaciones, otrora de excelencia, ahora han bajado mucho de nivel.
         También he perdido el apetito.

         5 de enero.
         Querido diario:
         ¡El hombre siniestro se me ha aparecido!
         Cuando desperté anoche como a las tres de la mañana, después de sufrir una más de las acostumbradas pesadillas, él se hallaba sentado sobre los pies de mi cama; me saludó con una sonrisa melancólica y comenzó a platicarme del tiempo cuando habitaba este mundo; a lo que se dedicaba, donde vivía e incluso me llegó a contar acerca dela familia que tenía, así como de la horrenda muerte que tuvo, pero lo más triste de todo fue haberme confesado lo triste y solo que se sentía.
         Me decía que desde que falleció, hace tanto tiempo que ya ni se acuerda de la fecha, se dedicó a vagar entre los vivos, buscando compañía que jamás encontró hasta que hace como dos meses, cuando comenzaron mis pesadillas, me vio en el cementerio cuando fui al sepelio de mi tía Agustina; me estuvo observando mientras yo caminaba entre las tumbas y que inmediatamente se enamoró de mí. Como muestra de su afecto me trajo un gran ramo de rosas negras que puso en el florero que tengo en mi mesita de noche.
         Las flores se veían lúgubremente hermosas, pero desgraciadamente por la mañana cuando desperté, en el florero solo quedaban unos marchitos hilos de maleza como si hubieran pasado toda una vida esperando en vano una mano caritativa que las alimentara con agua.

         20 de enero.
         Querido diario:
         Mi admirador del más allá se me ha seguido apareciendo toda las noches y como la primera vez, se sienta a los pies de mi cama para contarme acerca de su vida pasada, así como me interroga acerca de la mía; no sé por qué, pero me encanta la mirada de comprensión que me dirige cuando le platico acerca de mis ilusiones y mis fantasías.
         ¿Me estaré volviendo loca? No lo sé, pero cada día que pasa, anhelo más y más a que llegue la noche para que mi visitante nocturno haga acto de presencia. He abandonado el contacto con mis amigos; ya casi no pongo atención en mis clases cuando llego a asistir a la escuela y cuando estoy en casa, solo cuento las horas para que llegue la noche y así poder ver así poder ver a mi acompañante nocturno; creo que nadie en esta vida me entiende como él y que nadie me habla con tanto afecto e interés como lo hace él.
         Con el paso de las semanas ha nacido en mí un sentimiento de unión tan fuerte que no sé si sea amor, pero lo que sí sé es que no conozco a persona alguna que haya experimentado una sensación tan grande como ésta. Tal vez lo que sienta es algo tan horrendo cuyo origen solo puede ser el mismísimo infierno o ¿Quién sabe? Es algo tan sublime que solo los ángeles han podido gozar del éxtasis en el cual me encuentro sumida desde su primera visita.
         Lo único que me preocupa es que dada mi precaria alimentación, he bajado demasiado de peso a tal punto que la ropa empieza a quedarme grande.

         1 de febrero.
         Querido diario:
         Cada vez me cuesta más trabajo escribir lo que me ha sucedido, pues incluso el simple hecho de levantar la pluma me provoca dificultad. En mi familia todos se encuentran preocupados, ya que a pesar de que han traído incontables doctores para saber la causa de mi extrema delgadez y debilidad, ninguno ha atinado a encontrar la raíz de mi supuesta enfermedad.
         En realidad no estoy enferma o si lo estoy, entonces es que el amor es una enfermedad en sí. ¿Pero quién no ha amado a alguien hasta el punto de no importarle otra cosa en la vida más que estar con nuestra alma gemela?; no comemos, no bebemos, no dormimos y no pensamos más que estar con esa persona especial. No importa la salud mientras el alma y el corazón son alimentados con el sentimiento más sublime que puede albergar un ser humano; así mismo, no importa que dos amantes no pertenezcan al mismo plano astral; no importa que no puedan tocarse entre sí mientras se puedan contemplar entre ellos y escuchar la voz uno del otro, como si fuera la más delicada música que pudiera haber creado deidad alguna en cien mil años.

         10 de febrero.
         Querido diario:
         No sé si sea buena idea escribir esto, pues desde que comenzó esta aventura que le dio significado a mi vida no te había dicho el nombre de mi amado.
         Se llama Jorge.
         ¿No es hermoso ese nombre?
         Durante el transcurso del día me la paso repitiendo esa palabra, pues siento que cada sonido de ella me acaricia los labios, casi como si él mismo me besara; incluso me sonrojo al pensar de esa manera, pero no puedo evitar decir en voz alta su nombre, incluso aunque a estas alturas mi boca solo emite suaves susurros producto de mi debilidad que crece a la par de mi cariño por mi admirador de otro mundo.
         ¿No crees que es injusta la vida al reunir a dos personas que se aman tan apasionadamente como Jorge y yo, sabiendo que pertenecemos a diferentes dimensiones?
         Intentó carcajearme de risa cuando veo las telenovelas que pasan en la televisión que mi mamá ha instalado en mi habitación para entretenerme; veo personas que sufren por amores que llaman imposibles al pertenecer a diferentes clases sociales o económicas.
         ¡Pobres ingenuos!
         Si sufrieran lo mismo que Jorge y que yo al no poder estar juntos, estoy segura que se volverían locos.
         Sin embardo, algo dentro de mí me dice que esta separación entre y mi amado no será para siempre.

         16 de febrero.
         Querido diario:
         No sabes cómo me deleito de todo lo que me platica Jorge; en su paso por la vida terrenal vivió un sinfín de aventuras, lo que me ha demostrado que era un hombre de mundo.
         He disfrutado como si lo hubiera vivido al lado de él, cuando me cuenta la manera como hizo su fortuna; viajó por países que yo solo he conocido en fotografías y programas de televisión; me he deleitado cuando me platica de las ocasiones en que se hizo a la mar a fin de encontrar tesoros que pudiera llevar de regreso a su lugar de origen para comenzar una vida de opulencia; cierro los ojos de miedo tapándome la cara con las frazadas de mi cama cuando me cuenta las múltiples ocasiones en que estuvo a punto de perder la vida a consecuencia de los supuestos amigos que en cuanto tuvieron la oportunidad, no dudaron en traicionarlo atentando contra su vida para quitarle su enorme patrimonio; he sentido celos cuando me habla de cómo conoció a su esposa, pero también he llorado cuando me confesó lo desolado que se sintió cuando su mujer murió víctima de la influenza española.
         Pero lo que más me ha impactado fue la manera como él murió; en una noche en que sentía que el peso de la soledad amenazaba con volverlo loco, llegó a su casa para servirse una bebida alcohólica, la tomó y se sentó en el sofá de su sala, cerrando los ojos para ya no despertar jamás. Las lágrimas escurrieron por todo mi delgado y pálido rostro al darme cuenta que murió de amor.
         La peor de las muertes que ningún ser humano merece sufrir.
         Sentí como me derretía de ternura al ver como estiraba sus transparentes dedos para intentar limpiar mis lágrimas sin éxito, pues la sombra de su mano simplemente atravesó mi piel.
         Con todo, el gesto hizo que me enamorara aún más de él.
         Afortunadamente supo consolarme, pues mi corazón brincó de alegría cuando me dijo que le hubiera gustado que todo lo que vivió hubiera sido mil veces mejor lo hubiera vivido conmigo a su lado.
         Eso me indica que nuestro encuentro está cerca.

         27 de febrero.
         Querido diario:
         Cada noche que pasa noto a Jorge más cercano a mí; es como cada uno supiera lo que el otro va a decir, hacer e incluso pensar.
         Dicen que los enamorados son como piezas de rompecabezas y que cuando se encuentran, se unen de manera perfecta, pero en realidad el amor es mucho más que eso, pues se llega al punto que ambos se complementan tanto que se vuelven uno mismo; en mi caso es como si la transparente imagen de mi amado se uniera a mi cuerpo físico.
         Cada vez me siento más débil, pero me da gusto que cuando él se va por la madrugada, es como si me inyectara una extraña vitalidad que me da las fuerzas suficientes para seguir escribiendo; tal vez en el fondo Jorge desea que lo haga, pues noto que le gustaría que quedara un mudo testigo de nuestro majestuoso amor.
         Esta noche me siento especialmente feliz, pues cuando mi pretendiente se fue, se despidió con las siguientes palabras:
         “Ya no falta mucho para que estemos juntos”

         1 de marzo.
         Querido diario:
         Esta es nuestra noche especial.
         No sé si Jorge estaba esperando el permiso de alguien o que las estrellas estuvieran alineadas en cierta posición, pero mi corazón me dice que el momento ha llegado.
         Me entristece saber que ya no volveré a ver a mis papás, pero me consuela el hecho de saber que esto es algo que forma parte de la vida.
Todos los seres humanos tenemos derecho de encontrar nuestra felicidad.
         Y yo la he encontrado en el amor de Jorge.
         En el fondo me siento feliz, ya que mi enamorado me ha prometido que estaremos juntos y que nada ni nadie nos podrá separar; desafiaremos al mismo Dios si es necesario, pero no claudicaremos hasta cumplir nuestro más anhelado deseo. ¿No predicaba el mismo Altísimo que nos amaramos los unos a los otros? Pues entonces lo obedeceremos ciegamente para poder darle rienda suelta a este sentimiento que ambos cobijamos dentro de nuestro corazón.
         Estaremos juntos por la eternidad.

         Y ahí es donde termina el diario de la joven enamorada, ya que, en la mañana del 2 de marzo, sesenta y seis días desde que el hombre siniestro se apareció en sus sueños por primera vez, Martha dejó de escribir. Cuando sus familiares entraron a su recámara para despertarla encontraron su cuerpo descansando en su lecho, completamente reseco, como si fuera el cuerpo de una momia; su cara reflejaba una mueca que en otras circunstancias se hubiera podido tomar como una sonrisa mientras sus acartonados dedos oprimían fuertemente una enorme y brillante rosa negra.