¿De
verdad existe Dios?
Al
parecer, es parte de la naturaleza del ser humano creer en algo más grande que
él mismo e incluso, sentirse parte de algo más grande que él. Los hombres y las
mujeres son como animalitos asustados que gustan de pensar que su pastor los
guía y los cuida; en realidad somos como niños temerosos que preferimos pensar
que cuando nos vamos a dormir “Papá Dios” vela por nuestro sueño protegiéndonos
para que nada malo nos pase.
Tal
vez la idea no es tan mala.
Siempre es bueno
pensar que existe algo más que lo que vemos, oímos y tocamos; esto es, pensar
que de verdad existe la “magia”.
El
problema viene cuando dependemos demasiado de alguien o de algo más para lograr
lo que queremos en la vida. Le rendimos
tributo a Dios cuando las cosas nos salen bien y lo cuestionamos cuando algo
nos sale mal, reclamándole si nos está castigando por algo que no hicimos bien.
Independientemente
de eso, muchas personas han hecho el negocio de su vida vendiéndonos la idea de
Dios y tomándolo como marca registrada, afirmando que ellos son los únicos
verdaderos poseedores de la “verdad”. De esta manera, a lo largo de la historia
de la humanidad se han cometido, y se siguen cometiendo, crímenes en nombre de
una deidad de la cual en primera instancia, nos hablan de su bondad y misericordia.
Nos dicen que Dios nos visitó para inculcarnos los valores conforme a los
cuales debemos vivir, so pena de recibir el castigo del infierno y que por eso
debemos portarnos bien para de esta manera, cuando el Mesías regrese por
nosotros, seamos los elegidos para poder vivir junto a él por toda la
eternidad.
¿No será el momento
de deshacernos de Dios?
Según
la teoría de causa-efecto, Dios es la primera Causa y el ser humano es el efecto
y nos dicen que Dios creó al hombre; pero al parecer es el hombre el que ha
creado a Dios; me explico, el hombre ha creado a Dios para atribuirle todo lo
que no se puede explicar.
Hemos visto que en
diferentes etapas de la historia, las civilizaciones le agradecen a Dios las
épocas de bonanza y en el caso de las calamidades, éstas se le atribuyen a una
Deidad enfurecida con sus creyentes; sin embargo, con el paso del tiempo, la
ciencia ha podido explicar todos los fenómenos buenos y malos, como parte del
comportamiento de la Naturaleza.
¿Será Dios la
Naturaleza? Es posible, si tomamos en cuenta que Dios está en todas partes y
que todos formamos parte de un todo. “Levanta una piedra y ahí me encontrarás;
búscame en un pedazo de madera y ahí estaré”, se supone que dijo Dios, pero no
hay prueba fehaciente de ello, ya que todo se basa en la fe y no en el
conocimiento.
Ha llegado el
momento de que el hombre se dé cuenta de que está solo en el Universo; pero no
en el sentido de pensar que no hay vida en los demás planetas, ya que sería
demasiado arrogante de nuestra parte pensar que somos los únicos seres en el
universo y peor aún, pensar que somos los únicos seres pensantes y por lo
tanto, los “elegidos de Dios”. Incluso existe la teoría que nos dice que en
realidad Dios es un ser de otra civilización más avanzada que vino a visitarnos
y que después se olvidó de nosotros.
No, de lo que se
trata es que el Hombre tenga conciencia de sus propias capacidades y
limitaciones y de esa manera, dejar de atribuirle falsas virtudes a un ser al
que nadie conoce.
Lo anterior no es
malo, ya que sólo de esta manera el ser humano finalmente se podrá hacer
responsable de sus acciones y se dará cuenta de que no debe depender de nadie o
de nada para poder evolucionar como ser vivo y como individuo; ¿No es esa la
intención de la religión: hacernos mejores personas?. Tal vez el hombre ha
llegado a una edad en que debe de vivir como adulto; dejar de ser el niño
asustado y comportarse maduramente, haciéndose cargo de sí mismo y de su
entorno. Debemos cuidar de nosotros mismo y de nuestro planeta sin
condicionarnos si Dios está de buen humor para poder hacer bien las cosas y
cumplir nuestros objetivos.
Tomando en cuenta
lo anterior, si después de todo sí existe Dios, cuando regrese a visitarnos, seguramente
se sentirá orgulloso de ver que sus hijos hemos crecido y que ya podemos pensar
y actuar por nosotros mismos.
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