lunes, 1 de junio de 2020

LA HISTORIA INCOMPLETA


PRIMER CAPÍTULO.
            Como buen fanático de las historias de terror, siempre estoy a la búsqueda de nuevos autores; estoy inscrito en varias comunidades de Facebook que publican relatos de ese género y me he hecho cliente asiduo de librerías comerciales y algunas no tan conocidas donde los dependientes ya me conocen y cada que sale algo nuevo, inmediatamente me contactan para ofrecerme lo último que ha salido al mercado.
            Desgraciadamente, cada vez las alternativas son menos alentadoras.
            En Facebook me encuentro aprendices de escritores que ni saben redactar y en el mejor de los casos, son historias copiadas de otras historias; a veces me encuentro alguna que vale la pena, pero tiene tantas faltas de ortografía y redacción que son una ofensa a mis ojos cuando intento leerlas. Pobres; primero deberían de aprender a escribir bien su nombre y luego atreverse a narrar historias.
            En cuanto a los escritores profesionales, sus historias últimamente han dejado mucho que desear, pues hace mucho tiempo que no me encuentro una historia que de verdad e haya impactado; he tenido que recurrir a mi colección personal de libros para volver a leer las historias que en su momento me han impactado, pero a veces ni siquiera es suficiente.
            De las películas mejor ni les cuento, pues hace mucho que no voy al cine, cansado de las mismas historias de siempre; muñecos que se mueven, posesiones demoniacas y demás historias que no me dicen nada nuevo lo cual, aunado al hecho de pésimas actuaciones y patéticos efectos especiales, me han alejado definitivamente de las salas de proyección.
            Eso me tiene muy decepcionado pues cada vez me doy cuenta con más tristeza de mi parte, que ya no hay nada nuevo bajo el sol.
            Afortunadamente, eso ha cambiado.
            En una noche que vagaba por un chat de aficionados al terror como yo, en el cual soy conocido como Tiamat, me quejaba amargamente de la falta de verdaderas historias que dieran miedo, cuando me contactó un usuario de nombre Xander quien, al leer mis comentarios, comenzó a charlar conmigo; al notar que teníamos los mismos gustos en cuanto a autores inmediatamente congenié muy bien con él.
Quedamos de seguir charlando la siguiente noche.
            Mi nuevo amigo y yo gustábamos de pasar horas y horas hasta la madrugada de historias que ambos habíamos leído y hacíamos comentarios al respecto, hasta que después de escuchar varias de mis quejas acerca de la falta de buenos relatos de terror en la actualidad, él me comentó:
           Xander: ¿De verdad te interesaría conocer algo nuevo que valga la pena?
            Tiamat: ¡Claro! Es lo que he andado buscando desde hace mucho tiempo.
            Xander: Tal vez yo pueda ayudarte.
            Tiamat: Te lo agradecería mucho; solo espero que no me salgas con supuestas historias dictadas por el Diablo que manejan todos los autores para darle publicidad a su mediocre trabajo.
           Xander: No te preocupes; esta historia no está dictada por Él.
            Tiamat: ¿Ah no; entonces por quién?
            Xander: Te darás cuenta cuando empieces a leerla.
            Tiamat: ¿La tienes en PDF o como la consigo?
            Xander: Ella te conseguirá a ti.
            Toda esa conversación sonaba rara, pero como en este ambiente uno está acostumbrado a encontrarse a gente extraña, decidí seguirle la corriente a mi nuevo amigo:
            Tiamat: Entonces la esperaré con ansia.
            Y terminamos la conversación.

            Dejé de visitar el chat por algunas noches debido a cuestiones de trabajo, por lo que con el paso del tiempo se me fue olvidando mi última conversación con Xander, así seguí como mi aburrida búsqueda de buenas historias en diversas librerías.
            Hasta que recibí el primer aviso.
            Una noche extrañamente fría, regresaba de mi empleo cuando al llegar a la puerta de mi casa, al intentar meter la llave bajé la vista para notar que al pie de mi puerta se encontraba un envoltorio; curioso lo levanté y noté que al parecer dentro había un montón de hojas por lo que lo tomé entre mis manos y entré con él.
            Como no traía remitente, me imaginé que se habían equivocado de dirección, así que lo dejé en la mesita de mi sala y me fui a cenar; una vez que terminé y me dirigí a ver la televisión, recordé el dichoso paquete así que antes de encender el aparato decidí abrirlo. Lo más raro de todo es que no estaba pegado con cinta adhesiva, sino que estaba amarrado con una cuerda mugrienta, la cual desaté para mirar en su interior.
           Me quedé fascinado de lo que contemplaron mis ojos.
       En cuanto abrí el envoltorio, sentí como si la temperatura bajara aún más dentro de mi casa y mientras percibía un olor a húmedo y viejo.
            Pero había algo más.
            Si la maldad tuviera olor, sería exactamente el que ahora inundaba mi nariz.
            Inmediatamente sentí cómo el miedo se apoderaba de mí, pues a diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, los que gustamos del terror también sentimos miedo.
            Pero es muy miedo diferente.
            Es la normal desagradable sensación de peligro, pero combinada con una enorme emoción que incluso llega a la excitación.
            Es el temor de algo que no entiendes y por eso tratas de rehuirlo, pero que algo dentro de ti te impulsa a tratar de entender.
            El peor miedo del ser humano; el temor a lo desconocido.
            Con manos temblorosas tomé las hojas de papel arrugado para notar como si en la lejanía se escucharan lamentos que se burlaran del terror que me embargaba.
            La primera hoja simplemente decía: CAPÍTULO I; curioso, pasé a la siguiente página que tenía de título:
            LA HISTORIA DE XANDER.
            Inmediatamente recordé.
            Era la historia que me había prometido la persona que había conocido en el chat noches atrás.
            Un sinfín de preguntas atacaron mi mente.
            ¿Cómo supo mi dirección?
            ¿Sería un hacker que me estaría acechando?
            ¿Si el título tenía su nombre, la había escrito él mismo?
            Y la mejor de todas:
            ¿De qué trataba la historia?
            Sintiendo una enorme emoción dentro de mí, me preparé un vaso de whiskey, reproduje mi música favorita y sentándome cómodamente en mi sofá, comencé a leer.
            No paré de leer hasta que terminé la historia como a las tres de la madrugada, pues estaba fascinado con la lectura que acababa de recibir.
            Me maravillaba la narrativa, la cual era tan expresiva que sentía como si las palabras se transformaran en una película que se reproducía dentro de mi cerebro; se notaba que era una historia antigua, pues manejaba algunas expresiones que ya habían caído en desuso desde hace siglos, pero eso no evitaba que la pudiera entender.
            En cuanto al fondo, el relato trataba de una legión de demonios que habían sido confinados a un inframundo por un dios celoso de su poder; el líder se llamaba precisamente Xander, quien les prometía a sus soldados que llegaría el momento en que regresarían al mundo de los vivos a reclamar su lugar en el Universo.
            Cuando leí la última palabra, cerré los ojos extasiado, pues hacía años que no había leído algo tan bueno como lo que ahora tenía en mis manos. Pensé que, si esta historia se diera a conocer comercialmente, inmediatamente se convertiría en un bestseller, pero me imaginaba que el autor debido a la inseguridad que tienen muchas de esas personas, no se animaba a publicarla.
            Me sentí orgulloso de haber sido elegido para leerla; incluso llegué a pensar si dicho autor me permitiría ayudarle a publicarla, pero me decía a mí mismo que era mejor mantenerme al margen de eso; al menos de momento.
            Lo que más emocionó fue darme cuenta que si este manuscrito decía que era el capítulo uno, por lógica deberían de haber más, por lo que me fui a acostar emocionado pensando en el siguiente episodio.
            Afortunadamente no tardó mucho.

            SEGUNDO CAPÍTULO.
            A la sexta noche de que conocí el inicio de la historia de Xander cuando llegué a casa, vi con excitación que en la entrada había un paquete exactamente igual que el anterior, por lo que lo tomé entre mis emocionadas manos y entré corriendo a mi hogar.
            Cené casi atragantándome con la comida, pues siempre he preferido leer con el estómago lleno para que nada me distraiga de mi lectura, así que una vez que terminé mis alimentos me dirigí rápidamente a mi sofá para prepararme mi bebida y música habitual y comenzar a leer.
            Este capítulo narraba la vida que llevaban los demonios antes de ser expulsados; el acceso a todo el conocimiento que tenían ellos en ese lugar, inteligencia que les está vedada a los seres humanos pues es demasiada peligrosa en sus manos. Los ojos se me humedecieron al notar la amargura con la que el autor narraba su añoranza de la existencia de la que alguna vez disfrutaron; me hice cómplice de su cólera al leer la manera como su dios, celoso de la sabiduría que estaban adquiriendo los demonios hasta casi llegar al mismo nivel que él, decidió echarlos de ese lugar maravilloso.
            No puedo describir lo que sentí al percibir la decepción con la que llegó la legión al desolado lugar al que ahora estaban condenados a habitar; la tristeza infinita que sintieron cuando se dieron cuenta que su dios los había traicionado, cuando su único pecado había sido el de superar su propio nivel de entendimiento del Universo y todo lo que habita en él.
            Comprendí perfectamente su resentimiento, así como su sed de venganza hacia alguien que había puesto a disposición de ellos tantos conocimientos para después vedarles el derecho a la superación.
            No podía entender ese nivel de injusticia.
            Terminé afligido mi lectura, pero a la vez contento de haberme deleitado con esas palabras escritas las cuales, maravillosamente se habían incrustado en mi cerebro, pues dentro de mí sabía que la historia no había terminado ahí.
            No podía terminar de esa manera.

            TERCER CAPÍTULO.
            Como me había imaginado, a la sexta noche de que leí la segunda entrega, me llegó la tercera, por lo que repetí mi ritual acostumbrado y me preparé para comenzar a deleitarme con ella.
            Esta vez el relato me transportó a un mundo de poder, pues Xander narraba la manera como, en el exilio, después de aumentar su sabiduría, quisieron demostrarle a su antiguo dios el poderío que ahora ostentaban, por lo que de vez en cuando subían al mundo de los vivos para causar caos y confusión en los seres humanos, criaturas preferidas de su creador; a lo largo de los tiempos habían llegado incluso a crear guerras entre las diferentes civilizaciones; guerras en las que todos los involucrados eran los perdedores, pues el hecho de que un ser humano lastime a otro, es tomarse atribuciones que solo dios puede tener; de esta manera, al provocar un sinfín de calamidades, los demonios se estaban elevando a la misma categoría de seres superiores, pues eran tan poderosos que podían influir en las decisiones de los insignificantes hombres. No había venganza más grande que utilizar la sabiduría brindada por el creador para crear destrucción y manipular a la raza humana.
            Desgraciadamente, el enemigo había contratacado pues, así como los demonios visitaban la tierra de vez en cuando, también había ángeles que buscaban combatirlos, por lo que había habido victorias para ambos bandos; afortunadamente para los demonios, habían provocado tanto desorden, que los ángeles apenas se daban abasto para arreglar lo que los expulsados habían ocasionado y más, tomando en cuenta que también tenían que combatir a los engendros.
            Una vez que terminé mi lectura, reflexioné que todo lo que había leído me parecía horrendo; no era posible que seres tan avanzados como esos demonios se haya dedicado a provocar la perdición del hombre; pero en eso, la verdad me golpeó como si fuera un mazazo en mi cabeza.
            Ellos no eran malos.
            Su dios los había vuelto malos.

            CUARTO CAPÍTULO.
            En la siguiente entrega esperaba seguir leyendo acerca de la desgracia de la legión de Xander al ser expulsados del paraíso, pero en este capítulo se dedicaba a narrar los avances que habían tenido en su evolución antes de caer de la gracia de su creador; era sorprendente la sabiduría que ostentaban estos seres, pues no solo tenían acceso a conocimiento desconocido para la raza humana, sino que habían desarrollado una forma de ser la cual era a todas luces admirable.
            Respetaban la naturaleza, así como a todas las demás criaturas que compartían el mismo reino que ellos, pues no los lastimaban a menos que fuera en defensa propia; tenían relaciones sexuales entre ellos pero sin obligar a nadie a participar; solo se ocupaban de sus propios asuntos, respetando los de los demás; comían de los demás animales, pero solo por instinto de conservación, pues no les interesaba la muerte como un deporte; en términos generales, no les interesaba la maldad, pues su único objetivo era crecer como criaturas evolucionadas.
            Hasta que Xander fue más allá.
            Al ser el más sabio de todos, comenzó a experimentar con la vida, influenciado por el poder inmenso de su dios, hasta que logró crear un nuevo ser; se sintió orgulloso de haber logrado algo que solo el creador había logrado, y cuando le notificó esperando una felicitación, dicha deidad montó en cólera, pues le dijo que la creación solo le correspondía a él, y que nada ni nadie en el Universo debía tener las mismas atribuciones que él.
            Fue cuando comenzó el declive de la legión de Xander.
            Él mismo sospechaba que el fin se acercaba, pues anteriormente él había sido la creación predilecta de su dios, pero después de lo que hizo, comenzó a ser marginado por él, hasta llegar a ser relegado de todas las decisiones que se tomaban; empezó a comentar la situación con sus seguidores a fin de encontrar una solución a la nueva situación, pero nadie atinaba a dar con la respuesta correcta, pues no entendían la actitud de su dios, quien los había creado y había puesto a su disposición todo el conocimiento del Universo, para después de haberlo aprovechado, ahora no se les permitía utilizarlo.
            Hasta que Xander fue llamado ante la presencia de dios.
            Se le informó que había cometido el pecado de la arrogancia al pretender ascender al nivel de dios, cuando él debía de ser el único que podía estar en la cúspide de la creación; le ordenaron a Xander y a toda su legión que abandonaran para siempre el mundo que habitaban; lágrimas de dolor corrieron por la triste faz del sabio que había provocado la desgracia y cuando quiso saber si también la criatura que había creado se iría con ellos, sorprendido escuchó las últimas palabras de su dios al decir:
            “Él se queda conmigo, pues como castigo lo mandaré al mundo de los hombres para que ellos maten a tal aberración”.
            Xander impotente quiso pedir clemencia, pero cuando el dios le ordenó a sus ángeles que escoltaran a los sentenciados al exilio, se dio cuenta que era inútil, todo ruego o súplica; tomo todas las pertenencias que pudo y acompañado de su legión se dirigieron a la salida del reino; varios de sus seguidores le pedían enfurecidos que armaran una revolución para derrocar al dictador, pero en esos momentos Xander se encontraba tan dolido que a pesar de saber que la victoria estaba en sus manos, prefirió resignarse a su suerte.
            Terminé mi lectura estupefacto, pues yo tampoco entendía como un dios que había creado criaturas a las cuales les había dado todo, ahora se encolerizaba con ellos por el uso que le habían dado al conocimiento adquirido; la narración solo me demostraba que era un dios cruel y celoso, que no quería la gloria más que para él.
            Ese no era un dios, era un dictador; un dictador que solo consideraba a sus propias creaciones como sus esclavos.
            Lo que más me deprimía era que cada vez me sentía más y más identificado con Xander y sus seguidores, pues durante toda mi vida, además de mi interés por lo macabro, siempre había buscado el conocimiento en todas sus formas; desde lo que había estudiado en mis años de escuela, hasta lo que en la vida adulta me había interesado por aprender; contaba con una inteligencia que yo mismo me daba cuenta, no tenía cualquier persona, lo cual nunca había utilizado para humillar a nadie ni para aprovecharme de los demás.
            ¿Ese es el destino de los que queremos más de lo que nos ofrece la vida?
            El rechazo.
            O lo mismo que en el caso de Xander; el exilio.

            Me estaba dando cuenta que cada vez me involucraba más y más en la historia que mi reciente amigo me había mandado; todo el día mientras laboraba en mi oficina me la pasaba reflexionando en lo que había leído, creando un sinfín de fantasías en mi mente. Ya me había sucedido en el pasado cuando me encontraba un relato digno de leer, pues yo mismo intentaba cambiar el rumbo de la historia leída o diversas alternativas en cuanto a su conclusión.
            Pero esta vez era diferente.
            Aun cuando me imaginaba que la historia era ficticia, una pequeña y profunda parte de mí, quería creer que lo que había leído en los últimos días era real; es como cuando los niños ven un truco de magia asombrados, pero que de todos modos saben que el mago se halla oculto detrás de la cortina; de mi parte, deseaba que la criatura que estuviera detrás de dicha cortina fuera el mismo Xander, pero no el tipo con el que hablé en el chat, sino el verdadero sabio quien, debido a su sed de conocimientos, fue expulsado del paraíso junto con su legión por parte de un dios abominable y celoso.
            Al menos él tenía a su legión, mientras que yo estaba completamente solo e incomprendido en este mundo frío y cruel.
            Ansiaba que llegara la siguiente entrega.

            QUINTO CAPÍTULO.
            Contando los días e incluso las horas, finalmente llegó la sexta noche desde que recibí el capítulo anterior, por lo que cuando llegué a mi casa, con una alegría infinita recogí el paquete ya bastante conocido por mí.
            Como de costumbre, me senté en mi mullido sofá y comencé a leer.
            Lo que leí me dejó estupefacto.
            En este capítulo Xander narraba que, junto con su legión, esperaban el momento correcto de subir al mundo real a fin de reclamar su lugar en él; con sus esporádicas visitas a éste, se daban cuenta que era posible quedarse definitivamente entre los hombres, pues con sus conocimientos, cada vez estaban acumulando más poder.
            Planeaban una revolución.
            No les gustaba como su dios estaba desarrollando su Plan Maestro, por lo que pensaban derrocarlo y tomar el control, por lo que querían cambiar el rumbo de la historia. Mientras continuaba leyendo, buscaba alguna señal para saber cuándo realizarían su acto final para darme cuenta que no faltaba mucho, pues lo que él escribía que debía suceder para preparar su venida, en los tiempos actuales ya estaba pasando.
            En eso, otra duda atacó mi mente:
            ¿Cuáles eran sus intenciones?
            No sabía si querían desarrollar un mundo mejor que este en el cual existimos a fin de lograr una mejor evolución del ser humano o, víctimas de su resentimiento hacia su dios, pensaban crear una dimensión caótica, atormentando a los seres humanos.
            Esta última alternativa sonaba pavorosa.
            Aunque en el fondo los entendía, pues lo más seguro es que en su lugar yo haría lo mismo; destruir la bella creación que había logrado su dios, pues esa sería la mejor venganza en contra de él. Habría terror como sucede en todos los cambios que ha habido a lo largo de la historia, pero es muy probable que con el tiempo la situación se asentara para que después del caos, la humanidad resurgiera en todo su esplendor.
O mejor aún, surgiría una nueva y mejor raza de seres humanos.
            Con esa idea terminó el capítulo, dejándome un buen sabor de boca, pues me imaginaba que faltaba el epílogo de dicha historia, la cual estaba seguro, me iba a encantar.
            Pero desgraciadamente, las cosas no iban a ser como yo me las había imaginado.

            SEXTO CAPÍTULO.
            Una vez que dieron los ya acostumbrados seis días de plazo, en cuanto pude terminar mis tareas pendientes, me dirigí hacia mi casa acelerando mi coche lo más que pude, pues era necesario saber cuál sería el fin de la historia con la que me había deleitado en las últimas semanas.
            En cuanto llegué a la entrada de mi casa, inmediatamente volteé hacia el piso y los ojos se me abrieron sorprendidos.
            No había nada.
            Abriendo trabajosamente mi puerta debido a la contrariedad que me inundaba, entré rápidamente, pensando que tal vez, al ser el último capítulo, posiblemente lo encontraría dentro.
            Revisé toda la vivienda, volteando todas mis pertenencias boca abajo, pero no encontré nada.
            Me dejé caer pesadamente sobre de mi sofá al borde de la desesperación, pues no entendía que había sucedido.
            ¿En el fondo sería una historia que se reparte de manera individual antes de sacarse al mercado y esto era un truco publicitario?
            Me levanté velozmente para encender mi computadora.
            Debía encontrar a mi amigo Xander.
            Entré al acostumbrado chat y después de recibir los saludos de los demás internautas que ya me conocían y que preguntaban el motivo por el cual no los había visitado, comencé a preguntar por Xander; nadie supo darme una explicación pues decían que no lo conocían ya que ni siquiera los que se conectaban a diario habían escuchado hablar de él.
            Apagué mi computadora desolado.
            No podía creer que la mejor historia que había leído en toda mi vida terminara de forma tan abrupta; dentro de mí sabía que faltaba la conclusión del relato, pero no sabía dónde encontrarlo.
            Pensé ingenuamente que la persona que me enviaba los capítulos había tenido un retraso, por lo que en los días siguientes recibiría la esperada entrega.
            Pero pasaron los días y seguía sin recibir nada.
           No comía, no dormía, pues toda mi existencia giraba en torno a la historia que me había atrapado hasta el grado que incluso había abandonado mi trabajo; vagabundeaba tristemente por las habitaciones de mi casa y en cuanto escuchaba el timbre de la puerta, corría esperanzado hacia ella pensando en que finalmente Xander se había compadecido de mí y me mandaba el paquete largamente esperado, para regresar con lágrimas en los ojos al ver que simplemente era el cartero o el repartidor de gas, a los cuales corría en medio de gritos.
            Por las noches me acostaba junto a la entrada, donde había puesto una sucia cobija sobre la cual daba de vueltas toda la noche, pensando que tal vez en la madrugada me entregarían la conclusión del relato del que me había enamorado.
            Pero seguían pasando los días sin recibir el siguiente capítulo de la historia de Xander y su legión.
            Estaba desolado, pues después de leer los capítulos recibidos, me consideraba como un miembro más de la legión de Xander y a su vez, ellos se habían convertido en una parte de mi ser; una parte que ahora me había abandonado.
            Nunca me sentí mas solo en la vida.
      Una tarde me dirigí arrastrando mis pies hacia la mesa de centro de mi sala para contemplar melancólicamente el montón de hojas que me habían enviado, pues había juntado los cinco capítulos que había recibido en un solo montón; a veces, en mi desesperación me daban ganas de leerlos otra vez, pero lo consideraba un sacrilegio, pues obras maestras como esas solo se leen una vez en la vida.
            Por otro lado, me había impactado tanto la historia que cada palabra la tenía grabada en mi mente, como si me las hubieran tatuado a sangre y fuego.
            Tomé furioso el montón de hojas y las arrojé al suelo, impotente.
            Mientras contemplaba los trozos de papel antiguos, comencé a reflexionar.
            Tal vez esos capítulos contenían la clave para encontrar el sexto.
            Comencé a reír, feliz de haber dado con la respuesta.
            Primero corrí contento a bañarme pues hacía semanas que no lo hacía y cuando salí de la ducha me preparé algo de comer, comida que me supo deliciosa pues ahora mi vida tenía un nuevo objetivo.
            Encontrar el sexto capítulo de la historia de Xander.
            Una vez que terminé de degustar mis alimentos regresé al sofá para comenzar a revisar el manuscrito.
            Intenté encontrar alguna señal entre las palabras, en los párrafos, en las hojas; algunas pistas que pudieran servirme de guía para encontrar el camino hacia el capítulo final.
            Todo fue en vano.
            No sabía si tenía que usar un código especial para descifrar el enigma, pero obviamente no tenía los conocimientos suficientes como para hacer eso. Sin embargo, en el fondo tenía la sutil esperanza que la clave no debía ser tan complicada y solo era cuestión de tener paciencia.
            Pensé en utilizar la numerología, pues es una ciencia muy utilizada en el esoterismo y ciencias oscuras, por lo que comencé a trabajar de esa manera.
            Conté los párrafos que había en cada página, los cuales extrañamente siempre eran seis; conté el número de hojas de cada capítulo, pero unos eran más extensos que los otros lo cual me contrarió, hasta que pensé en contar el total de hojas.
            616.
            Era el número de la bestia.
            Eso no me produjo temor, pues ya me imaginaba algo así; no me importaba pues sabía que Lucifer había sido un ángel de luz, expulsado del paraíso por querer ser como su creador.
            ¿Sería esta una historia alterna de lo que le sucedió a Luzbel?
            O mejor aún.
            Tal vez esta era la verdadera historia.
            Y yo era uno de los privilegiados que la conocía.
            Desgraciadamente eso era lo único que me decían los números, pues intenté interpretar el relato, pero solo utilizando cada sexta palabra para después leer cada sexta hoja, pero nada tenía sentido.
            Volví a aventar las hojas al suelo y cuando cayeron, noté que en la parte posterior de la última hoja del quinto capítulo habían dibujado un círculo con extraños signos; había terminado esa parte tan emocionado que ni me había dado cuenta de esa figura; emocionado, busqué por todo internet para conocer su significado, dedicándome largas horas a realizar esa tarea.
            No encontré nada.
         Decidí irme a las primeras páginas de los capítulos y noté que cada uno de ellos tenía un símbolo diferente, tan pequeños que no les había prestado mucha atención; sí los había visto con anterioridad, pero como eran tan diminutos, había imaginado que eran una especie de ex libris o sello personal del autor.
            Los junté y ahora me dediqué a buscar su significado.
           Con alegría, me enteré que pertenecían a un lenguaje extremadamente antiguo y que cada uno de ellos significaba una palabra; cuando tuve su traducción quise leer la frase, pero no tenía ningún sentido, hasta que intenté leer al revés.
            Lágrimas de alivio brotaron de mis ojos al entender el significado.
            “TÚ ERES LA PIEZA FALTANTE”.
            Comencé a reír a carcajadas, feliz de saber que Xander y su legión no me habían abandonado, pues solo me estaban probando para saber si era digno.
            Y ahora les había demostrado que lo era.
            Al leer la frase, fue como si toda la verdad surgiera de dentro de mi ser.
            Finalmente, ahora sabía lo que tenía que hacer.
            Arrojé la mesa de centro y en medio de la habitación dibujé el círculo que había en la última hoja y deposité en medio el manuscrito.
            Suspirando de regocijo, fui hacia la cocina para traer un cuchillo.
      Me hinqué en medio del círculo y contemplé las hojas que tenía frente a mí mientras tomaba decididamente la filosa arma.
            Sonreí emocionado, pues ahora tenía la respuesta que desesperadamente había estado buscando:
            Xander me encontró.
            Ahora yo voy a encontrarlo a él.
            Y junto con su legión, regresaremos a reclamar lo que es nuestro.

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