PRIMER
CAPÍTULO.
Como
buen fanático de las historias de terror, siempre estoy a la búsqueda de nuevos
autores; estoy inscrito en varias comunidades de Facebook que publican relatos de
ese género y me he hecho cliente asiduo de librerías comerciales y algunas no
tan conocidas donde los dependientes ya me conocen y cada que sale algo nuevo,
inmediatamente me contactan para ofrecerme lo último que ha salido al mercado.
Desgraciadamente,
cada vez las alternativas son menos alentadoras.
En
Facebook me encuentro aprendices de escritores que ni saben redactar y en el
mejor de los casos, son historias copiadas de otras historias; a veces me
encuentro alguna que vale la pena, pero tiene tantas faltas de ortografía y
redacción que son una ofensa a mis ojos cuando intento leerlas. Pobres; primero
deberían de aprender a escribir bien su nombre y luego atreverse a narrar
historias.
En
cuanto a los escritores profesionales, sus historias últimamente han dejado
mucho que desear, pues hace mucho tiempo que no me encuentro una historia que
de verdad e haya impactado; he tenido que recurrir a mi colección personal de
libros para volver a leer las historias que en su momento me han impactado,
pero a veces ni siquiera es suficiente.
De
las películas mejor ni les cuento, pues hace mucho que no voy al cine, cansado
de las mismas historias de siempre; muñecos que se mueven, posesiones
demoniacas y demás historias que no me dicen nada nuevo lo cual, aunado al
hecho de pésimas actuaciones y patéticos efectos especiales, me han alejado
definitivamente de las salas de proyección.
Eso
me tiene muy decepcionado pues cada vez me doy cuenta con más tristeza de mi
parte, que ya no hay nada nuevo bajo el sol.
Afortunadamente,
eso ha cambiado.
En
una noche que vagaba por un chat de aficionados al terror como yo, en el cual
soy conocido como Tiamat, me quejaba amargamente de la falta de verdaderas
historias que dieran miedo, cuando me contactó un usuario de nombre Xander
quien, al leer mis comentarios, comenzó a charlar conmigo; al notar que
teníamos los mismos gustos en cuanto a autores inmediatamente congenié muy bien
con él.
Quedamos de seguir
charlando la siguiente noche.
Mi
nuevo amigo y yo gustábamos de pasar horas y horas hasta la madrugada de
historias que ambos habíamos leído y hacíamos comentarios al respecto, hasta
que después de escuchar varias de mis quejas acerca de la falta de buenos
relatos de terror en la actualidad, él me comentó:
Xander: ¿De verdad te interesaría
conocer algo nuevo que valga la pena?
Tiamat:
¡Claro! Es lo que he andado buscando desde hace mucho tiempo.
Xander: Tal vez yo pueda ayudarte.
Tiamat:
Te lo agradecería mucho; solo espero que no me salgas con supuestas historias
dictadas por el Diablo que manejan todos los autores para darle publicidad a su
mediocre trabajo.
Xander: No te preocupes; esta
historia no está dictada por Él.
Tiamat:
¿Ah no; entonces por quién?
Xander: Te darás cuenta cuando
empieces a leerla.
Tiamat:
¿La tienes en PDF o como la consigo?
Xander: Ella te conseguirá a ti.
Toda
esa conversación sonaba rara, pero como en este ambiente uno está acostumbrado
a encontrarse a gente extraña, decidí seguirle la corriente a mi nuevo amigo:
Tiamat:
Entonces la esperaré con ansia.
Y
terminamos la conversación.
Dejé
de visitar el chat por algunas noches debido a cuestiones de trabajo, por lo
que con el paso del tiempo se me fue olvidando mi última conversación con Xander,
así seguí como mi aburrida búsqueda de buenas historias en diversas librerías.
Hasta
que recibí el primer aviso.
Una
noche extrañamente fría, regresaba de mi empleo cuando al llegar a la puerta de
mi casa, al intentar meter la llave bajé la vista para notar que al pie de mi
puerta se encontraba un envoltorio; curioso lo levanté y noté que al parecer
dentro había un montón de hojas por lo que lo tomé entre mis manos y entré con
él.
Como
no traía remitente, me imaginé que se habían equivocado de dirección, así que
lo dejé en la mesita de mi sala y me fui a cenar; una vez que terminé y me
dirigí a ver la televisión, recordé el dichoso paquete así que antes de
encender el aparato decidí abrirlo. Lo más raro de todo es que no estaba pegado
con cinta adhesiva, sino que estaba amarrado con una cuerda mugrienta, la cual
desaté para mirar en su interior.
Me
quedé fascinado de lo que contemplaron mis ojos.
En
cuanto abrí el envoltorio, sentí como si la temperatura bajara aún más dentro
de mi casa y mientras percibía un olor a húmedo y viejo.
Pero
había algo más.
Si
la maldad tuviera olor, sería exactamente el que ahora inundaba mi nariz.
Inmediatamente
sentí cómo el miedo se apoderaba de mí, pues a diferencia de lo que la mayoría
de la gente piensa, los que gustamos del terror también sentimos miedo.
Pero
es muy miedo diferente.
Es
la normal desagradable sensación de peligro, pero combinada con una enorme
emoción que incluso llega a la excitación.
Es
el temor de algo que no entiendes y por eso tratas de rehuirlo, pero que algo
dentro de ti te impulsa a tratar de entender.
El
peor miedo del ser humano; el temor a lo desconocido.
Con
manos temblorosas tomé las hojas de papel arrugado para notar como si en la
lejanía se escucharan lamentos que se burlaran del terror que me embargaba.
La
primera hoja simplemente decía: CAPÍTULO I; curioso, pasé a la siguiente página
que tenía de título:
LA HISTORIA DE XANDER.
Inmediatamente
recordé.
Era
la historia que me había prometido la persona que había conocido en el chat
noches atrás.
Un
sinfín de preguntas atacaron mi mente.
¿Cómo
supo mi dirección?
¿Sería
un hacker que me estaría acechando?
¿Si
el título tenía su nombre, la había escrito él mismo?
Y
la mejor de todas:
¿De
qué trataba la historia?
Sintiendo
una enorme emoción dentro de mí, me preparé un vaso de whiskey, reproduje mi
música favorita y sentándome cómodamente en mi sofá, comencé a leer.
No
paré de leer hasta que terminé la historia como a las tres de la madrugada,
pues estaba fascinado con la lectura que acababa de recibir.
Me
maravillaba la narrativa, la cual era tan expresiva que sentía como si las
palabras se transformaran en una película que se reproducía dentro de mi
cerebro; se notaba que era una historia antigua, pues manejaba algunas
expresiones que ya habían caído en desuso desde hace siglos, pero eso no
evitaba que la pudiera entender.
En
cuanto al fondo, el relato trataba de una legión de demonios que habían sido
confinados a un inframundo por un dios celoso de su poder; el líder se llamaba
precisamente Xander, quien les prometía a sus soldados que llegaría el momento
en que regresarían al mundo de los vivos a reclamar su lugar en el Universo.
Cuando
leí la última palabra, cerré los ojos extasiado, pues hacía años que no había
leído algo tan bueno como lo que ahora tenía en mis manos. Pensé que, si esta
historia se diera a conocer comercialmente, inmediatamente se convertiría en un
bestseller, pero me imaginaba que el autor debido a la inseguridad que tienen
muchas de esas personas, no se animaba a publicarla.
Me
sentí orgulloso de haber sido elegido para leerla; incluso llegué a pensar si
dicho autor me permitiría ayudarle a publicarla, pero me decía a mí mismo que
era mejor mantenerme al margen de eso; al menos de momento.
Lo
que más emocionó fue darme cuenta que si este manuscrito decía que era el
capítulo uno, por lógica deberían de haber más, por lo que me fui a acostar
emocionado pensando en el siguiente episodio.
Afortunadamente
no tardó mucho.
SEGUNDO CAPÍTULO.
A
la sexta noche de que conocí el inicio de la historia de Xander cuando llegué a
casa, vi con excitación que en la entrada había un paquete exactamente igual
que el anterior, por lo que lo tomé entre mis emocionadas manos y entré corriendo
a mi hogar.
Cené
casi atragantándome con la comida, pues siempre he preferido leer con el
estómago lleno para que nada me distraiga de mi lectura, así que una vez que
terminé mis alimentos me dirigí rápidamente a mi sofá para prepararme mi bebida
y música habitual y comenzar a leer.
Este
capítulo narraba la vida que llevaban los demonios antes de ser expulsados; el
acceso a todo el conocimiento que tenían ellos en ese lugar, inteligencia que
les está vedada a los seres humanos pues es demasiada peligrosa en sus manos.
Los ojos se me humedecieron al notar la amargura con la que el autor narraba su
añoranza de la existencia de la que alguna vez disfrutaron; me hice cómplice de
su cólera al leer la manera como su dios, celoso de la sabiduría que estaban
adquiriendo los demonios hasta casi llegar al mismo nivel que él, decidió
echarlos de ese lugar maravilloso.
No
puedo describir lo que sentí al percibir la decepción con la que llegó la
legión al desolado lugar al que ahora estaban condenados a habitar; la tristeza
infinita que sintieron cuando se dieron cuenta que su dios los había
traicionado, cuando su único pecado había sido el de superar su propio nivel de
entendimiento del Universo y todo lo que habita en él.
Comprendí
perfectamente su resentimiento, así como su sed de venganza hacia alguien que
había puesto a disposición de ellos tantos conocimientos para después vedarles
el derecho a la superación.
No
podía entender ese nivel de injusticia.
Terminé
afligido mi lectura, pero a la vez contento de haberme deleitado con esas
palabras escritas las cuales, maravillosamente se habían incrustado en mi
cerebro, pues dentro de mí sabía que la historia no había terminado ahí.
No
podía terminar de esa manera.
TERCER CAPÍTULO.
Como
me había imaginado, a la sexta noche de que leí la segunda entrega, me llegó la
tercera, por lo que repetí mi ritual acostumbrado y me preparé para comenzar a
deleitarme con ella.
Esta
vez el relato me transportó a un mundo de poder, pues Xander narraba la manera
como, en el exilio, después de aumentar su sabiduría, quisieron demostrarle a
su antiguo dios el poderío que ahora ostentaban, por lo que de vez en cuando
subían al mundo de los vivos para causar caos y confusión en los seres humanos,
criaturas preferidas de su creador; a lo largo de los tiempos habían llegado incluso
a crear guerras entre las diferentes civilizaciones; guerras en las que todos
los involucrados eran los perdedores, pues el hecho de que un ser humano
lastime a otro, es tomarse atribuciones que solo dios puede tener; de esta
manera, al provocar un sinfín de calamidades, los demonios se estaban elevando
a la misma categoría de seres superiores, pues eran tan poderosos que podían
influir en las decisiones de los insignificantes hombres. No había venganza más
grande que utilizar la sabiduría brindada por el creador para crear destrucción
y manipular a la raza humana.
Desgraciadamente,
el enemigo había contratacado pues, así como los demonios visitaban la tierra
de vez en cuando, también había ángeles que buscaban combatirlos, por lo que había
habido victorias para ambos bandos; afortunadamente para los demonios, habían
provocado tanto desorden, que los ángeles apenas se daban abasto para arreglar
lo que los expulsados habían ocasionado y más, tomando en cuenta que también
tenían que combatir a los engendros.
Una
vez que terminé mi lectura, reflexioné que todo lo que había leído me parecía
horrendo; no era posible que seres tan avanzados como esos demonios se haya
dedicado a provocar la perdición del hombre; pero en eso, la verdad me golpeó
como si fuera un mazazo en mi cabeza.
Ellos
no eran malos.
Su
dios los había vuelto malos.
CUARTO CAPÍTULO.
En
la siguiente entrega esperaba seguir leyendo acerca de la desgracia de la
legión de Xander al ser expulsados del paraíso, pero en este capítulo se
dedicaba a narrar los avances que habían tenido en su evolución antes de caer
de la gracia de su creador; era sorprendente la sabiduría que ostentaban estos
seres, pues no solo tenían acceso a conocimiento desconocido para la raza
humana, sino que habían desarrollado una forma de ser la cual era a todas luces
admirable.
Respetaban
la naturaleza, así como a todas las demás criaturas que compartían el mismo
reino que ellos, pues no los lastimaban a menos que fuera en defensa propia;
tenían relaciones sexuales entre ellos pero sin obligar a nadie a participar;
solo se ocupaban de sus propios asuntos, respetando los de los demás; comían de
los demás animales, pero solo por instinto de conservación, pues no les
interesaba la muerte como un deporte; en términos generales, no les interesaba
la maldad, pues su único objetivo era crecer como criaturas evolucionadas.
Hasta
que Xander fue más allá.
Al
ser el más sabio de todos, comenzó a experimentar con la vida, influenciado por
el poder inmenso de su dios, hasta que logró crear un nuevo ser; se sintió
orgulloso de haber logrado algo que solo el creador había logrado, y cuando le
notificó esperando una felicitación, dicha deidad montó en cólera, pues le dijo
que la creación solo le correspondía a él, y que nada ni nadie en el Universo
debía tener las mismas atribuciones que él.
Fue
cuando comenzó el declive de la legión de Xander.
Él
mismo sospechaba que el fin se acercaba, pues anteriormente él había sido la
creación predilecta de su dios, pero después de lo que hizo, comenzó a ser marginado
por él, hasta llegar a ser relegado de todas las decisiones que se tomaban; empezó
a comentar la situación con sus seguidores a fin de encontrar una solución a la
nueva situación, pero nadie atinaba a dar con la respuesta correcta, pues no
entendían la actitud de su dios, quien los había creado y había puesto a su
disposición todo el conocimiento del Universo, para después de haberlo aprovechado,
ahora no se les permitía utilizarlo.
Hasta
que Xander fue llamado ante la presencia de dios.
Se
le informó que había cometido el pecado de la arrogancia al pretender ascender
al nivel de dios, cuando él debía de ser el único que podía estar en la cúspide
de la creación; le ordenaron a Xander y a toda su legión que abandonaran para
siempre el mundo que habitaban; lágrimas de dolor corrieron por la triste faz
del sabio que había provocado la desgracia y cuando quiso saber si también la
criatura que había creado se iría con ellos, sorprendido escuchó las últimas
palabras de su dios al decir:
“Él
se queda conmigo, pues como castigo lo mandaré al mundo de los hombres para que
ellos maten a tal aberración”.
Xander
impotente quiso pedir clemencia, pero cuando el dios le ordenó a sus ángeles
que escoltaran a los sentenciados al exilio, se dio cuenta que era inútil, todo
ruego o súplica; tomo todas las pertenencias que pudo y acompañado de su legión
se dirigieron a la salida del reino; varios de sus seguidores le pedían
enfurecidos que armaran una revolución para derrocar al dictador, pero en esos
momentos Xander se encontraba tan dolido que a pesar de saber que la victoria estaba
en sus manos, prefirió resignarse a su suerte.
Terminé
mi lectura estupefacto, pues yo tampoco entendía como un dios que había creado
criaturas a las cuales les había dado todo, ahora se encolerizaba con ellos por
el uso que le habían dado al conocimiento adquirido; la narración solo me
demostraba que era un dios cruel y celoso, que no quería la gloria más que para
él.
Ese
no era un dios, era un dictador; un dictador que solo consideraba a sus propias
creaciones como sus esclavos.
Lo
que más me deprimía era que cada vez me sentía más y más identificado con
Xander y sus seguidores, pues durante toda mi vida, además de mi interés por lo
macabro, siempre había buscado el conocimiento en todas sus formas; desde lo que
había estudiado en mis años de escuela, hasta lo que en la vida adulta me había
interesado por aprender; contaba con una inteligencia que yo mismo me daba
cuenta, no tenía cualquier persona, lo cual nunca había utilizado para humillar
a nadie ni para aprovecharme de los demás.
¿Ese
es el destino de los que queremos más de lo que nos ofrece la vida?
El
rechazo.
O
lo mismo que en el caso de Xander; el exilio.
Me
estaba dando cuenta que cada vez me involucraba más y más en la historia que mi
reciente amigo me había mandado; todo el día mientras laboraba en mi oficina me
la pasaba reflexionando en lo que había leído, creando un sinfín de fantasías
en mi mente. Ya me había sucedido en el pasado cuando me encontraba un relato
digno de leer, pues yo mismo intentaba cambiar el rumbo de la historia leída o
diversas alternativas en cuanto a su conclusión.
Pero
esta vez era diferente.
Aun
cuando me imaginaba que la historia era ficticia, una pequeña y profunda parte
de mí, quería creer que lo que había leído en los últimos días era real; es
como cuando los niños ven un truco de magia asombrados, pero que de todos modos
saben que el mago se halla oculto detrás de la cortina; de mi parte, deseaba
que la criatura que estuviera detrás de dicha cortina fuera el mismo Xander,
pero no el tipo con el que hablé en el chat, sino el verdadero sabio quien,
debido a su sed de conocimientos, fue expulsado del paraíso junto con su legión
por parte de un dios abominable y celoso.
Al
menos él tenía a su legión, mientras que yo estaba completamente solo e
incomprendido en este mundo frío y cruel.
Ansiaba
que llegara la siguiente entrega.
QUINTO CAPÍTULO.
Contando
los días e incluso las horas, finalmente llegó la sexta noche desde que recibí
el capítulo anterior, por lo que cuando llegué a mi casa, con una alegría
infinita recogí el paquete ya bastante conocido por mí.
Como
de costumbre, me senté en mi mullido sofá y comencé a leer.
Lo
que leí me dejó estupefacto.
En
este capítulo Xander narraba que, junto con su legión, esperaban el momento
correcto de subir al mundo real a fin de reclamar su lugar en él; con sus
esporádicas visitas a éste, se daban cuenta que era posible quedarse
definitivamente entre los hombres, pues con sus conocimientos, cada vez estaban
acumulando más poder.
Planeaban
una revolución.
No
les gustaba como su dios estaba desarrollando su Plan Maestro, por lo que
pensaban derrocarlo y tomar el control, por lo que querían cambiar el rumbo de
la historia. Mientras continuaba leyendo, buscaba alguna señal para saber
cuándo realizarían su acto final para darme cuenta que no faltaba mucho, pues
lo que él escribía que debía suceder para preparar su venida, en los tiempos
actuales ya estaba pasando.
En
eso, otra duda atacó mi mente:
¿Cuáles
eran sus intenciones?
No
sabía si querían desarrollar un mundo mejor que este en el cual existimos a fin
de lograr una mejor evolución del ser humano o, víctimas de su resentimiento
hacia su dios, pensaban crear una dimensión caótica, atormentando a los seres
humanos.
Esta
última alternativa sonaba pavorosa.
Aunque
en el fondo los entendía, pues lo más seguro es que en su lugar yo haría lo
mismo; destruir la bella creación que había logrado su dios, pues esa sería la
mejor venganza en contra de él. Habría terror como sucede en todos los cambios
que ha habido a lo largo de la historia, pero es muy probable que con el tiempo
la situación se asentara para que después del caos, la humanidad resurgiera en
todo su esplendor.
O mejor aún, surgiría
una nueva y mejor raza de seres humanos.
Con
esa idea terminó el capítulo, dejándome un buen sabor de boca, pues me
imaginaba que faltaba el epílogo de dicha historia, la cual estaba seguro, me
iba a encantar.
Pero
desgraciadamente, las cosas no iban a ser como yo me las había imaginado.
SEXTO CAPÍTULO.
Una
vez que dieron los ya acostumbrados seis días de plazo, en cuanto pude terminar
mis tareas pendientes, me dirigí hacia mi casa acelerando mi coche lo más que
pude, pues era necesario saber cuál sería el fin de la historia con la que me
había deleitado en las últimas semanas.
En
cuanto llegué a la entrada de mi casa, inmediatamente volteé hacia el piso y
los ojos se me abrieron sorprendidos.
No
había nada.
Abriendo
trabajosamente mi puerta debido a la contrariedad que me inundaba, entré
rápidamente, pensando que tal vez, al ser el último capítulo, posiblemente lo
encontraría dentro.
Revisé
toda la vivienda, volteando todas mis pertenencias boca abajo, pero no encontré
nada.
Me
dejé caer pesadamente sobre de mi sofá al borde de la desesperación, pues no
entendía que había sucedido.
¿En
el fondo sería una historia que se reparte de manera individual antes de
sacarse al mercado y esto era un truco publicitario?
Me
levanté velozmente para encender mi computadora.
Debía
encontrar a mi amigo Xander.
Entré
al acostumbrado chat y después de recibir los saludos de los demás internautas
que ya me conocían y que preguntaban el motivo por el cual no los había
visitado, comencé a preguntar por Xander; nadie supo darme una explicación pues
decían que no lo conocían ya que ni siquiera los que se conectaban a diario
habían escuchado hablar de él.
Apagué
mi computadora desolado.
No
podía creer que la mejor historia que había leído en toda mi vida terminara de
forma tan abrupta; dentro de mí sabía que faltaba la conclusión del relato,
pero no sabía dónde encontrarlo.
Pensé
ingenuamente que la persona que me enviaba los capítulos había tenido un
retraso, por lo que en los días siguientes recibiría la esperada entrega.
Pero
pasaron los días y seguía sin recibir nada.
No
comía, no dormía, pues toda mi existencia giraba en torno a la historia que me
había atrapado hasta el grado que incluso había abandonado mi trabajo;
vagabundeaba tristemente por las habitaciones de mi casa y en cuanto escuchaba
el timbre de la puerta, corría esperanzado hacia ella pensando en que
finalmente Xander se había compadecido de mí y me mandaba el paquete largamente
esperado, para regresar con lágrimas en los ojos al ver que simplemente era el
cartero o el repartidor de gas, a los cuales corría en medio de gritos.
Por
las noches me acostaba junto a la entrada, donde había puesto una sucia cobija
sobre la cual daba de vueltas toda la noche, pensando que tal vez en la
madrugada me entregarían la conclusión del relato del que me había enamorado.
Pero
seguían pasando los días sin recibir el siguiente capítulo de la historia de Xander
y su legión.
Estaba
desolado, pues después de leer los capítulos recibidos, me consideraba como un
miembro más de la legión de Xander y a su vez, ellos se habían convertido en
una parte de mi ser; una parte que ahora me había abandonado.
Nunca
me sentí mas solo en la vida.
Una
tarde me dirigí arrastrando mis pies hacia la mesa de centro de mi sala para
contemplar melancólicamente el montón de hojas que me habían enviado, pues
había juntado los cinco capítulos que había recibido en un solo montón; a
veces, en mi desesperación me daban ganas de leerlos otra vez, pero lo
consideraba un sacrilegio, pues obras maestras como esas solo se leen una vez
en la vida.
Por
otro lado, me había impactado tanto la historia que cada palabra la tenía
grabada en mi mente, como si me las hubieran tatuado a sangre y fuego.
Tomé
furioso el montón de hojas y las arrojé al suelo, impotente.
Mientras
contemplaba los trozos de papel antiguos, comencé a reflexionar.
Tal
vez esos capítulos contenían la clave para encontrar el sexto.
Comencé
a reír, feliz de haber dado con la respuesta.
Primero
corrí contento a bañarme pues hacía semanas que no lo hacía y cuando salí de la
ducha me preparé algo de comer, comida que me supo deliciosa pues ahora mi vida
tenía un nuevo objetivo.
Encontrar
el sexto capítulo de la historia de Xander.
Una
vez que terminé de degustar mis alimentos regresé al sofá para comenzar a
revisar el manuscrito.
Intenté
encontrar alguna señal entre las palabras, en los párrafos, en las hojas;
algunas pistas que pudieran servirme de guía para encontrar el camino hacia el
capítulo final.
Todo
fue en vano.
No
sabía si tenía que usar un código especial para descifrar el enigma, pero
obviamente no tenía los conocimientos suficientes como para hacer eso. Sin
embargo, en el fondo tenía la sutil esperanza que la clave no debía ser tan
complicada y solo era cuestión de tener paciencia.
Pensé
en utilizar la numerología, pues es una ciencia muy utilizada en el esoterismo
y ciencias oscuras, por lo que comencé a trabajar de esa manera.
Conté
los párrafos que había en cada página, los cuales extrañamente siempre eran
seis; conté el número de hojas de cada capítulo, pero unos eran más extensos
que los otros lo cual me contrarió, hasta que pensé en contar el total de hojas.
616.
Era
el número de la bestia.
Eso
no me produjo temor, pues ya me imaginaba algo así; no me importaba pues sabía
que Lucifer había sido un ángel de luz, expulsado del paraíso por querer ser
como su creador.
¿Sería
esta una historia alterna de lo que le sucedió a Luzbel?
O
mejor aún.
Tal
vez esta era la verdadera historia.
Y
yo era uno de los privilegiados que la conocía.
Desgraciadamente
eso era lo único que me decían los números, pues intenté interpretar el relato,
pero solo utilizando cada sexta palabra para después leer cada sexta hoja, pero
nada tenía sentido.
Volví
a aventar las hojas al suelo y cuando cayeron, noté que en la parte posterior
de la última hoja del quinto capítulo habían dibujado un círculo con extraños
signos; había terminado esa parte tan emocionado que ni me había dado cuenta de
esa figura; emocionado, busqué por todo internet para conocer su significado,
dedicándome largas horas a realizar esa tarea.
No
encontré nada.
Decidí
irme a las primeras páginas de los capítulos y noté que cada uno de ellos tenía
un símbolo diferente, tan pequeños que no les había prestado mucha atención; sí
los había visto con anterioridad, pero como eran tan diminutos, había imaginado
que eran una especie de ex libris o sello personal del autor.
Los
junté y ahora me dediqué a buscar su significado.
Con
alegría, me enteré que pertenecían a un lenguaje extremadamente antiguo y que
cada uno de ellos significaba una palabra; cuando tuve su traducción quise leer
la frase, pero no tenía ningún sentido, hasta que intenté leer al revés.
Lágrimas
de alivio brotaron de mis ojos al entender el significado.
“TÚ ERES LA PIEZA FALTANTE”.
Comencé
a reír a carcajadas, feliz de saber que Xander y su legión no me habían
abandonado, pues solo me estaban probando para saber si era digno.
Y
ahora les había demostrado que lo era.
Al
leer la frase, fue como si toda la verdad surgiera de dentro de mi ser.
Finalmente,
ahora sabía lo que tenía que hacer.
Arrojé
la mesa de centro y en medio de la habitación dibujé el círculo que había en la
última hoja y deposité en medio el manuscrito.
Suspirando
de regocijo, fui hacia la cocina para traer un cuchillo.
Me
hinqué en medio del círculo y contemplé las hojas que tenía frente a mí
mientras tomaba decididamente la filosa arma.
Sonreí
emocionado, pues ahora tenía la respuesta que desesperadamente había estado
buscando:
Xander
me encontró.
Ahora
yo voy a encontrarlo a él.
Y
junto con su legión, regresaremos a reclamar lo que es nuestro.
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